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Viejos medicamentos aún se venden en boticas de Cuenca

Viejos medicamentos aún se venden en boticas de Cuenca
09 de febrero de 2014 - 00:00

En la botica Olmedo, de Cuenca, aún se conservan los viejos envases de vidrio para guardar los medicamentos.

A pesar del paso del tiempo y a los avances de la medicina, aún sobreviven, y con mucho éxito, las viejas boticas que se instalaron en Cuenca hace más de setenta años, las mismas que cuentan aún con fórmulas magistrales para curar dolencias físicas y controlar desequilibrios emocionales. Todo a valores muy cómodos para los interesados.

En la Botica Central, conocida también como la ‘Botica del doctor Sojos’, en pleno Centro Histórico de Cuenca, se vende el líquido rojo hidratante llamado ‘soda’. Quienes prueban por primera vez esta bebida transmiten el mensaje a la gente sobre los beneficios que experimenta su organismo al consumirla.

Mejorar la digestión, curar las inflamaciones, e incluso hidratarse para recuperarse del chuchaqui (resaca), son parte de los beneficios que presenta la popular soda, que se expende en la botica y droguería Central.

Varias son las personas que llegan todos los días hasta este local para solicitar, por un valor de $1,25, un vaso lleno de un líquido color rojo, que, según Eulalia Pacheco, Bioquímica del negocio, es una medicina que cura un sinnúmero de males y que satisface a grandes y pequeños. “La preparación es un secreto que tiene la botica desde aproximadamente 97 años”, asegura, mientras explica que esta bebida es una mezcla de sales y jarabes que, al fusionarse, se transforman en un refresco de curación.

Esta sustancia fue una invención del doctor Benjamín Sojos (+), expropietario de la botica. En 1917, cuando compró el local, preparó por primera vez la soda, hasta 1949, año de su fallecimiento.

“Desde esa época el doctor Sojos le enseñó a Anita Mejía, quien trabajó en esta botica durante 70 años aproximadamente y se retiró hace tres (…) Ahora, nosotras, junto a otras tres compañeras, lo preparamos para que la gente disfrute de la soda (…) al día se venden unos 200 vasos aproximadamente”, advierte.

“Me gusta porque quita la sed, da energía y es refrescante”, comenta Katherine Chapa, mientras bebe un vaso de este líquido, junto a su hija, Angélica, de un año y medio. Comenta que desde hace tres años que llegó a Cuenca desde Machala, su ciudad natal, acostumbra a visitar la botica exclusivamente para servirse un vaso de soda. “Donde yo vivía no había la posibilidad de ingerir algo tan saludable”, acota. Personalidades de la política cuencana, presentadores de televisión y cantantes de la trayectoria de los Visconti han ingerido este brebaje . Desde 1986, la botica y droguería Central está bajo la administración de Eva Klinkicht, nieta de su creador.

Otra de las características de este local es la serie de cremas magistrales que se preparan para limpiar la piel, hidratarla y maquillarla, así como para curar males como las espinillas e impurezas. Además, en los laboratorios se pueden observar botellas de más de sesenta años de antigüedad que fueron adquiridas con medicinas. “La gente quiere comprar las botellas, pero doña Eva no las quiere vender”, finaliza Pacheco.

La botica Olmedo tiene ‘doce esencias’ para curar el estrés
Desde el 8 de marzo de 1932, Rafael (+), Gabriel (+) y Julio Tenorio fundaron la botica y droguería Olmedo. En primera instancia existían dos sucursales, pero con el pasar de los años se unificaron hasta formar un solo local, ubicado en la calle Juan Jaramillo, entre Luis Cordero y Antonio Borrero. De entre decenas de medicamentos, cremas y sustancias elaboradas para ayudar al cliente a mejorar su salud, en una de las repisas está el jarabe conocido como ‘las doce esencias’. “Está preparado con extractos de varias plantas”, confiesa Cayetana Tenorio, copropietaria del local. Asegura que esta medicina fue elaborada por su padre, Rafael. El objetivo de esta es ayudar a personas que tengan dolencias físicas, además de reducir los malestares de cabeza, la depresión y los nervios, causados, en momentos, por el estrés.

“Los precios son cómodos; por ejemplo, con $3, usted puede comprar un cuarto de litro; con $5 medio litro y con $8 un litro de las doce esencias”, confiesa. Desde sus inicios, los hermanos Tenorio y sus colaboradores crearon una serie de productos exclusivos, utilizando fórmulas magistrales para comercializarlas. Otro de los medicamentos de ayuda para la gente es el cloruro de magnesio, un compuesto mineral que evita la fatiga muscular.

“Un día llegó un señor de unos 65 años casi arrastrando los pies, pero luego de consumir el cloruro hasta podía jugar fútbol”, acota.

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