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No solo el juego con agua es característico, sino también la comida

Tres días de licencia para jugar con agua y harina

La familia Vanegas representó al Taita Carnaval y con ello inició a la festividad más alegre del año. Foto: Rodrigo Matute Torres/ El Telégrafo
La familia Vanegas representó al Taita Carnaval y con ello inició a la festividad más alegre del año. Foto: Rodrigo Matute Torres/ El Telégrafo
15 de febrero de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Sur

Desde hace dos semanas en las calles y plazas de los distintos cantones del Azuay ya se disfruta de las fiestas del carnaval. El agua, la espuma y maicena se usan en esta provincia para festejar. Las autoridades cantonales han previsto varios eventos culturales y espectáculos artísticos.  

El jueves, los cuencanos se reunieron en la glorieta del Parque Calderón para conmemorar una de las celebraciones tradicionales en estas fechas: el Jueves de Compadres y Comadres.

Las familias de la urbe han optado por salir de la ciudad y reunirse con familiares, mientras que las distintas comunidades se alistan para elegir a la reina del carnaval y varios artistas nacionales e internacionales se harán presentes. La expectativa es que para este feriado se movilicen alrededor de 100 mil personas al Azuay para disfrutar de distintos programas en los cantones.

Tres días de licencia para jugar

Según varios escritos la celebración del carnaval se relaciona con la tradición cristiana. Esta fiesta es la antesala de la Cuaresma (tiempo litúrgico de ayuno y penitencia que comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo) que previamente permite 3 días intensos de festejo.

Oswaldo Encalada, investigador de Cuenca, explicó que la Cuaresma y la Semana Santa explican esta fecha. “Porque la Cuaresma es un tiempo de 40 días de mortificaciones y de preparación para la Semana Santa; entonces, lo que la Iglesia permite antes de entrar a ese período de abstinencia es que durante 3 días se desboquen las personas, que hagan lo que quieran: bailen, coman, disfruten. Es incluso un poco la licencia que ofrecía la Iglesia para entrar a la Cuaresma”, señaló. Esta sentencia es reiterada por varios escritos al rededor de la fiesta.  

El origen del carnaval se remonta a las fiestas paganas y en el caso de nuestro país, cuando los españoles llegaron a América introdujeron esta fiesta.

En el libro La fiesta religiosa indígena en el Ecuador se menciona que “el carnaval es el resultado de un amalgamiento de elementos culturales (cultural indígena y europea)”. El texto hace referencia a la Fiesta de Locos celebrada en Europa (juego con agua, polvo, disfraces), cuyos elementos característicos fueron asimilándose e introduciéndose en el carnaval indígena, en la época colonial.

“Antes de la conquista española los indígenas efectuaban danzas rituales acompañados de pingullos, y tamboriles festejando el equinoccio invernal del sol. Los españoles y posteriormente los criollos impusieron letras castellanas a los ritmos indígenas, para ser aprovechados en sus diversiones, ya que coincidían con las fechas en que los europeos hacían los carnavales”, destaca el libro.

Encalada reiteró que el carnaval se introdujo con los españoles y luego este fue modificado en cuanto a presencia, vestimenta y comida.

Es así que esta celebración en nuestro país, especialmente en la región centro-sur de la Sierra, ha sido personificada por el Taita Carnaval, figura que, expresó el investigador, es un hombre que baja de los cerros trayendo abundancia y alegría. En algunos escritos se menciona que este personaje iba vestido con zamarro, poncho y con la cabeza cubierta con un sombrero de cuero; con sus manos iba tocando la caja, un pequeño tambor, así como un pingullo.

En Cuenca, para rescatar esta tradición, cada año una persona se disfraza del Taita Carnaval.

La gastronomía del carnaval

En cada uno de los hogares de Azuay, ya sea en el campo o en la ciudad, no solo el juego con agua es característico de la fecha, sino también la comida, que en la provincia se ha convertido en un buen pretexto para que las familias se reúnan. Los dulces y el cerdo son esenciales en estas festividades. En el caso de Cuenca, el mote pata, elaborado con la carne de cerdo, mote pelado, tocino, leche y longaniza, es uno de los platos emblemáticos de los hogares.

También hay quienes durante todo el año han engordado un cerdo para poder saborear las cascaritas, los sancochos y la fritada, platillos que se convierten en el banquete carnavalero de familias enteras.

Para los gustosos de los dulces, en esta fiesta también los pueden degustar. Están los manjares de durazno, mora, leche e higos, siendo este último el más representativo. Las golosinas pueden ser encontradas en varias tiendas tradicionales de Cuenca y en los mercados.

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