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Los cuencanos recuerdan con nostalgia a los cines de antaño

Las estructuras de los cines en Cuenca se convirtieron en parqueaderos, cafeterías o casas comerciales.
Las estructuras de los cines en Cuenca se convirtieron en parqueaderos, cafeterías o casas comerciales.
Foto: Raúl Sacta Domínguez / Para El Telégrafo
28 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción Regional Sur

Solo recuerdos quedan de los viejos cines que tuvo la capital azuaya en las décadas 60, 70 y 80. Ahora en estos sitios se levantan parqueaderos, supermercados o simplemente viviendas particulares.   

Las salas fueron la principal y casi única diversión en ese entonces. Su afluencia era tal que los cuencanos solían hacer filas para conseguir los boletos.

Había tres funciones al día: Matiné (14:00), especial (18:00) y noche (20:00).

Se mezclaban géneros como comedia, western y acción.

No faltaron las grandes producciones de la industria mexicana y las de artes marciales. 

Quizá la sala más recordada fue la de los Salesianos, dirigida por el padre Carlos Crespi. Ubicada frente a la Plaza Guayaquil, hoy parque María Auxiliadora. Esta plataforma contaba con un espacio sabatino y dominguero.

Las películas previamente pasaban por el tamiz del sacerdote Crespi, quien las censuraba o daba luz verde. El local era famoso por su bajo costo y porque permitía la entrada libre a los niños.

El teatro Salesiano vio su fin cuando se incendió por completo en 1962, luego se refundaría como el Teatro Lux. 

Enrique Pazmiño, aficionado en su niñez a estos espacios, rememora que los precios, en general, no eran altos ya que en su tiempo bordeaban los 4 o 5 reales.   

Un aspecto destacable es que en Cuenca las películas que se proyectaban en ese entonces  debían contar con el visto bueno de la Honorable Junta Censora.

Las cintas se clasificaban como ‘excelentes’, que eran pocas, y también ‘malas’. A la obra La Última Tentación de Cristo, de Martin Scorsese, se la calificó como ‘mala’ .

   El denominado Candilejas, fundado por Osmara de León y su esposo, Ricardo León (ambos fallecidos), se mantuvo durante su existencia como parte de una cultura restringida o tabú debido a que se lo consideraba como un cine de material erótico.

Los  establecimientos llamados Popular y España, también desaparecidos, fijaron su corriente en las obras de artes marciales, en especial películas chinas que eran exhibidas en estas salas para personas mayores de 15 años.

Derrotados por la tecnología

A pesar de la época dorada, estos negocios empezaron a decaer.

   Con el auge de las nuevas tecnologías, los habitantes comenzaron a adquirir televisores e incluso apareció el VHS. Consecuentemente, los cines cayeron en un deterioro económico, según el escritor y actual director ejecutivo de la Bienal de Cuenca, Cristóbal Zapata.

  Además, esta crisis de orden económica incluye como factores “la falta de público y el pago de grandes impuestos municipales”.

Hasta el año 2004 se mantuvieron algunas de las salas, aunque con material pornográfico. Es el caso del Sucre y 9 de Octubre.

En la actualidad, el consumo de películas podría situarse en los Multicines.

Alexandra Tapia, estudiante, señala que “estos espacios no se abren al cine independiente”.

Por su parte Nataly Villavicencio piensa que “aunque se divierte en los locales modernos, instalados en los malls, pasan siempre películas muy comerciales”. (I)   

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