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La Universidad del Adulto Mayor restituye la utilidad a las personas de la tercera edad

Momentos en que el director de la Universidad, Saúl Chalco, interviene con una charla motivacional.
Momentos en que el director de la Universidad, Saúl Chalco, interviene con una charla motivacional.
Fotos: Fernando Machado / El Telégrafo
18 de marzo de 2017 - 00:00 - Rodrigo Matute Torres

Atento, César Gonzalo Mosquera escuchaba la charla del director de la Universidad del Adulto Mayor en Cuenca, Saúl Chalco. Se lo veía muy interesado en los temas, casi no perdía de vista a Chaclo, quien hablaba sobre la importancia de llegar a ser adultos mayores y el aprendizaje a esa edad.

César Gonzalo Mosquera tiene 85 años (foto círculo), pero la edad no ha sido un obstáculo para que se inscriba en esta universidad que, por quinto año consecutivo, abre las puertas a la enseñanza de personas de la tercera edad. La voz de don César está muy apagada, hace un poco de esfuerzo para dejarse comprender, dice ser jubilado y que su juventud la pasó viajando. Fue chofer durante 56 años y conducía buses de transporte interprovincial, “trabajaba en Quito y desde allí manejaba transporte Ecuador, Santa, conozco buena parte del país”, señala con mucho orgullo. Llegó a Cuenca acompañando a su hija que es enfermera y quiso estudiar computación, “es lo que me ha gustado”, indicó.

La Municipalidad de Cuenca, a través del Consejo de Salud, junto con el departamento de Educación Continua de la Universidad de Cuenca, y en coordinación con la Red Iberoamericana de Asociaciones del Adulto Mayor, el MIES y la Comunidad de las Hermanas de la Caridad, desarrollan el proyecto Universidad del Adulto Mayor.

Este programa, pionero en Ecuador, fue creado y destinado para las personas de la tercera edad, con el objetivo de que continúen sus estudios y así tengan un envejecimiento activo, productivo y saludable. Los módulos ofertados son: Gerontología, Comunicación Electrónica, Buen Vivir nivel I y II, Microemprendimiento nivel III y IV, los cuales tienen una duración de 3 meses y 60 horas académicas.

Además, se imparten temas de gran importancia como fisiología del adulto mayor, ejercicio físico adecuado a su edad, alimentación, su cuidado, autocuidado, los peligros de la automedicación, la independencia, obligaciones y derechos, entre otros. En el módulo de Comunicación Electrónica se imparten conocimientos sobre las nuevas tecnologías y redes sociales y en el módulo de Microemprendimiento se realizan talleres de Gastronomía, Comunicación, Musicología. Al finalizar los estudios en la Universidad del Adulto Mayor recibirán un título de expertos en el área que escojan.

Según Chalco, director de la institución, 380 personas ya han recibido su título en promociones anteriores y se han incorporado; la mayoría de ellos realiza en su hogar las tareas aprendidas en las aulas. Muchos de ellos cumplen trabajos destinados a soluciones de limpieza para el hogar y elaboración de embutidos y dulces. “Tenemos como proyecto hacer un seguimiento a todos los que se graduaron —con el apoyo de la Universidad del Azuay y de la Universidad Católica— para que les guíen en valores agregados y se formen verdaderos emprendedores”, dijo.

De acuerdo con Chalco, los adultos mayores tienen que incorporarse a la capacitación y al convivir diario, “Nunca es tarde para seguir aprendiendo y ellos serán más útiles con toda la experiencia que tienen” indicó.

Si bien la Universidad del Adulto Mayor fue pionera en este sistema de aprendizaje, ahora existen extensiones en Quito y en Portoviejo, en los predios de la Universidad San Gregorio, donde ya existen 2 promociones. “Ahora nos han llamado de Macas para que hagamos una extensión”, dijo Chalco.

Los estudiantes —que en su mayoría sobrepasan los 60 años— sienten que han vuelto a ser útiles a la sociedad. Ellos trabajan en cada una de sus obligaciones, cumpliendo con las tareas que sus maestros les envían.

Vicente Salcedo Cordero, otro estudiante presente en el aula, manifestó que quiere mantenerse activo mentalmente. Es jubilado, “pero no quiero ser sedentario”, dice. Le gustan mucho la gerontología y la computación, “y si hay inglés también seguiré”, manifestó.

La Universidad se levanta en los predios del Hogar Miguel León, una casa patrimonial como muchas de las que existen en el centro histórico de Cuenca. Un patio acogedor da la bienvenida a los estudiantes que llegan a recibir las clases en horas de la tarde. En la mañana no hay cursos, pues se da la oportunidad a las personas para que se dediquen a su hogar.

Florencia Hernández se ubicó en la parte posterior de la aula, al igual que sus compañeros se mantuvo atenta a las primeras charlas. Ella es una psicología tratante, “no quiero estar sola en casa, quiero compartir con las personas y estar aquí es la mejor oportunidad para aprender y compartir con los compañeros”, indicó.

Ella trabajó durante 30 años en el Distrito de Salud, comenzó en la época de Leoncio Cordero, cuando se desempeñaba como alcalde de Cuenca, su trabajo estaba situado en la avenida Huayna-Cápac, ex Liga Ecuatoriana Antituberculosa (LEA), guarda muchos recuerdos de su labor y de sus compañeros. (I)

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