El Valle de Yunguilla y sus alrededores está considerado como la zona más turística de Azuay. La inversión en los últimos años ha crecido incentivada, especialmente, por las familias cuencanas que lo han elegido como el sitio ideal para vacacionar. Pese al desarrollo turístico, el sector conserva los viejos caminos que conducen a lejanos poblados donde sus habitantes viven de la agricultura y ganadería.

Situado a 74 km de Cuenca, con una vía de primer orden y luego de pasar la parroquia Tarqui y el cantón Girón, se llega a este punto de la provincia que cuenta con un agradable clima subtropical.

La zona de Yunguilla, como dice Francisco Guambaña, habitante del lugar, ha sido bendecida ya que posee uno de los climas más hermosos de toda la provincia.

Además de los sectores concurridos y que están en la parte baja -Parque Xtremo u otros sitios de diversión- el valle tiene poblados pequeños muy atractivos como la parroquia Asunción, situada en la parte más alta, a unos 12 km de la vía principal. Un camino de lastre y tierra conduce a este sitio donde todos los habitantes se conocen. “Estamos acostumbrados a vivir con esta tranquilidad, los fines de semana el movimiento es mayor, pero entre semana hay una quietud inmensa”, señala Gloria Peralta.

Más abajo está situada la parroquia Rumiloma, poblado con no más de 200 habitantes, en el que consideran a la solidaridad como su mayor virtud. Este fin de semana habrá fiesta y dejaron todo listo para recibir a sus familiares que llegarán de distintas partes del sur del país, incluso del exterior.

En este lugar se puede conseguir frutas como la lucma, fruto que es herencia de las culturas preincas que contribuye a incrementar el nivel de hemoglobina por su contenido en hierro, es energizante y su riqueza en vitamina B3, estimula el buen funcionamiento del sistema nervioso por lo que es un aliado contra la depresión.

Pero también encontramos la naranja de Santa Isabel y de Girón, un fruto con un sabor especial, que es considerada por los pobladores como “única en estas tierras”. Carmen Ortega, moradora, dijo al respecto que “no hay como esta naranja en ninguna otra parte” y agregó que los frutos no tienen ningún tipo de químicos de y por tanto, su sabor particular se realza.

La caña de azúcar y su guarapo

Otro producto que llama la atención aquí es el guarapo (jugo de caña fermentado) de venta en los trapiches instalados en diferentes sectores del Valle. El cultivo de caña de azucar es característico en la zona, pues de ella obtienen también la panela, actualmente de moda en los supermercados del país.

Los paisajes son únicos. Aún quedan senderos para caminar largos trechos sin el peligro ni la contaminación que representan los vehículos. Comprar leche en el momento del ordeño o quizá dar un paseo caballo e ir hasta la alta montaña en la que aún se cuentan fábulas es único. “Nuestros abuelos siempre nos han dicho que halemos unos bejucos y que la montaña dejará de estar embrujada”, recuerda Manuel Piedra.