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El Niño Viajero, una imagen que solo sale a las calles el 24 de diciembre

La procesión congrega a no menos de 70 mil personas en las calles de la ciudad. Niños y jóvenes se disfrazan de pastores, danzantes, reyes magos y veneran a la imagen en todo el recorrido.
La procesión congrega a no menos de 70 mil personas en las calles de la ciudad. Niños y jóvenes se disfrazan de pastores, danzantes, reyes magos y veneran a la imagen en todo el recorrido.
Foto: Fernando Machado/El Telégrafo
24 de diciembre de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Sur

El Pase del Niño Viajero es el evento más esperado por miles de cuencanos antes de la Navidad. La imagen que tiene 192 años de existencia convoca cada 24 de diciembre a más de 70 mil personas por las calles de la ciudad en un recorrido de 12 cuadras aproximadamente.

El Niño Viajero, de 30 centímetros, muy milagroso para muchos, pasa en el claustro del Carmen del Asunción y solo para esta fecha sale a las calles para ser venerado.

Sus priostes en este año, la Policía Nacional, serán los encargados de su custodia. A lo largo de sus peregrinajes ha coleccionado cientos de vestidos, muchos de ellos, hechos por las madres del claustro con hilos de oro y telas importadas desde Europa. “Es un santo. Yo tuve un problema de salud y él me curó”, dijo Rosalía Quintuña, mientras rezaba en la iglesia del Carmen.

El Niño Viajero es una obra trabajada en 1823 y fue llevada hace 50 años por su dueño, el Vicario de la Arquidiócesis de Cuenca de entonces, Miguel Cordero, a visitar varios lugares llamados  “santos” e incluso recibió la bendición del Papa. A su regreso sus devotos le dijeron: “Ya regresó el viajero”, y desde entonces se quedó con el nombre actual.

“Yo soy devota desde que tengo uso de razón, él ha sido mi protector”, señala Mariana Chumbi, una ciudadana que alquilaba ropa para vestir a sus dos hijos de pastores y llevarlos a la procesión por las calles de Cuenca.

Como Mariana, miles de personas en toda la provincia del Azuay, parte de Loja, El Oro, Zamora Chinchipe y ciertas zonas del norte del Perú se preparan para la peregrinación.

Según la publicación ‘El Pase del Niño Viajero’, de Susana González, existe una variedad de personajes en este evento.

“Encabeza el desfile el Ángel de la Estrella, seguido por los Reyes Magos, comparsas de pastores con diferentes caracterizaciones, mayorales a caballo, bandas o conjuntos musicales, carros alegóricos, grupos de tucumán que ejecutan el baile de cintas, hasta terminar con el carro alegórico en el que se encuentra la imagen del Niño Viajero y es llevado por el arzobispo”, describe la escritora.

Y es así que desde la tarde del 23 de diciembre sus fieles comienzan a buscar un espacio en la procesión con sus carros alegóricos, muchos de ellos, personas que trabajan en los mercados y ciudadanos que provienen de las parroquias y comunidades de la provincia del Azuay.

El desfile religioso comienza a eso de las 09:00 y finaliza 8 horas después, en un recorrido por el Centro Histórico de Cuenca. Las calles se llenan de devotos, que van con sus hijos revestidos, pero también llevan imágenes para ser bendecidas y en otros casos flores y adornos para lanzar al Niño Viajero cuando pasa a su lado. “Es un hecho único en el país, donde no hay distinción de raza o posición económica. Todos son iguales ante la imagen”, señaló Henry Vera, quien es parte de la organización.

El Pase del Niño Viajero tiene sus mantenedores. Durante 45 años fue Rosa Pulla, una mujer que tomó a su cargo la logística de este desfile religioso, hasta su fallecimiento. Ella, con sus hijos y familiares eran los responsables de invitar a los fieles y lo hacían desde mediados del año. Tras su muerte, la organización quedó a cargo del Grupo Hermano Miguel y las madres del Carmen del Asunción.

Pero la familia de Pulla no ha dejado de participar. Cesáreo Pulla ahora es el encargado, junto a los amigos y familiares, de la elaboración de 6 mil panes, los mismos que serán entregados a los que acudan al acto litúrgico.

También está Toya Crespo, quien voluntariamente se ha prestado para elaborar la chicha. La bebida es repartida entre quienes desfilan el 24 de diciembre. Ellos ubican a lo largo de la calle Bolívar grandes recipientes y brindan a los devotos. Se calcula que este año se elaboraron 7 mil litros del brebaje. Pero la imagen no solo mueve a sus fieles, sino toda una economía popular.

A lo largo del trayecto están los pequeños comerciantes que ofrecen estampas, recuerdos y comida, lo que hace que este desfile se vuelva muy colorido. Las calles del centro de Cuenca quedan bloqueadas desde la madrugada del 24 de diciembre, para dar paso a la organización de la procesión. Es el único día que se camina en contravía por la calle Bolívar hasta llegar al parque Calderón y por este sitio hasta la iglesia del Carmen.

Si bien aún se conservan los personajes tradicionales en esta pasada, también se han ido introduciendo otros como los ‘héroes’ de las películas y las bandas de los establecimientos educativos.

Los mayorales a caballo casi están por extinguirse. Los devotos dicen que el costo económico pesa en los actuales momentos. “Mi madre hacía un mayoral y ponía en el caballo los mejores productos que luego regalaba para el consumo. Hoy apenas se puede poner cosas de plástico para simular que el mayoral va cargado”, dijo Rosa Tenesaca, devota.

A la jornada asisten también quienes migraron al exterior y llegan a Cuenca por las fiestas de diciembre. (I)

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