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Es el sustento para las familias del sector

El mármol ‘cobra vida’ en el barrio El Progreso

La tortuga es una de la piezas más cotizadas por los turistas. Estas piezas son elaboradas en mármol.de diferentes variedades. Fotos: José Luis LLivisaca.
La tortuga es una de la piezas más cotizadas por los turistas. Estas piezas son elaboradas en mármol.de diferentes variedades. Fotos: José Luis LLivisaca.
08 de junio de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Sur

El sonido de las máquinas rompe, de rato en rato, el silencio del barrio El Progreso, bautizado por los vecinos como el ‘Parque Industrial de los Pobres’, por la serie de talleres que surgen junto a la calle Rafael Carpio Abad.

Ubicado en el sector periurbano de la parroquia Miraflores, en la parte norte de Cuenca, este barrio guarda entre sus calles la memoria viva, en hombres y mujeres que han heredado el oficio de ‘dar vida’ al mármol, material pétreo que en las hábiles manos de los artesanos recrea innumerables figuras, de formas y colores diversos, en su mayoría tomadas de la naturaleza.

José Chablay es un joven nativo de la parroquia El Progreso, quien a sus 20 años se considera un maestro del mármol. Aprendió el oficio cuando cumplió los 15 años. Hoy, después de 5 años de continua labor, dice haber aprendido los secretos del trabajo con este noble material para transformarlo en piezas con formas de tortugas, delfines, lobos marinos, árboles de coco, elefantes, camaleones, etc.

“Yo puedo hacer cualquier figura que me pidan, no me corro de nada. Todo es cuestión de creatividad”, asegura José, para quien lo más difícil de este oficio es el polvo, que sale del material al momento de darle forma con la ayuda de la máquina cortadora o con la pulidora.

Las hábiles manos de los artesanos de El Progreso trabajan en mármol todos los días.

“Hay que cuidarse del polvo que con el tiempo afecta a la vista”, sostiene este artesano, quien, al igual que su maestro y compañero, se las ingenia para cubrir sus ojos, cuello, cabeza y el resto del rostro del polvo que se desprende durante su trabajo.

Mujeres en este oficio

Isaura Reino es la dueña del taller donde labora José Chablay, una mujer que aprendió el oficio por la necesidad de sacar adelante un hogar. Para ella el mármol es el sustento de su familia y la fuente de trabajo para sus hijos, quienes también se dedican a labrar esta piedra, con innata habilidad y mucha creatividad.

“Nosotros como artesanos tenemos ahora muchas dificultades, ya que el gobierno subió los costos de las anilinas y de otros materiales que son importados, mientras que los comerciantes no nos quieren reconocer nada, ni subir los precios de nuestros productos”, sostiene Isaura, quien pide la ayuda y atención gubernamental para que los artesanos tengan mejores oportunidades de salir adelante.

Además de procurar el sustento de su familia, los talleres del barrio El Progreso constituyen fuente de trabajo para las nuevas generaciones. Tal es caso de Andrea Bermeo, una joven de 19 años que en su afán de superación estudia enfermería y para cubrir los gastos de la colegiatura trabaja pintando las piezas de mármol en el taller de Isaura.

Las minas se han terminado en Sinincay

Hasta hace poco tiempo, en las partes altas de la parroquia rural de Sinincay existían minas de mármol de donde se extraía la materia prima para este oficio, recuerda uno de los hijos de Isaura. En la actualidad el mármol viene de otras partes del país, lo cual ha incrementado los costos de producción para los artesanos. “Existe mármol de diferentes calidades y colores. De Sinincay todavía viene mármol rosado, del Oriente viene el mármol negro y de otras partes compramos el mármol blanco”, asegura este artesano, para quien el mármol es un material noble que le facilita ser creativo y producir piezas artísticas, tanto por sus acabados como por la originalidad.

Aunque algunos de sus clientes prefieren las piezas con los colores originales del mármol, los artesanos se ingenian para ofrecer a los mayoristas otras creaciones, en las que el color de la piedra se confunde con el azul, el rojo, el verde y el amarillo de las anilinas, ricamente trabajadas.

Según estos artesanos, la mayor parte de su producción es llevada a los mercados de El Caribe, donde los turistas aprecian la originalidad de las piezas y pagan buenos precios a los comerciantes; sin embargo, esto no se traduce en beneficio de los dueños y trabajadores de los talleres, quienes se ven obligados a vender sus productos al precio que marca el mayorista y a continuar trabajando día y noche para ganarse el sustento diario.

Los artesanos y moradores del barrio El Progreso dicen sentirse orgullosos de sus raíces y de que la principal calle del lugar lleve el nombre del músico Rafael Carpio Abad, creador de la canción ‘Chola Cuencana’, considerada un himno popular de los habitantes de la ciudad.

Alrededor de 5 km separan al barrio El Progreso del Centro Histórico de Cuenca. Aquí, además de los talleres de mármol, se pueden encontrar otros que albergan a artesanos carpinteros, mecánicos y costureros.

Los pobladores de este barrio manifiestan que necesitan la atención de las autoridades de la ciudad, pues sus calles aún son de tierra y con grandes baches.

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