Los cerca de 3 mil habitantes que tiene el sector de Bella Rica, cantón Camilo Ponce Enríquez, en la provincia del Azuay, viven sobre una “montaña de oro”, pero carecen de los principales servicios.

Pareciera que se han acostumbrado a estar sin el acceso a la comunicación, a la falta de agua y con limitada energía eléctrica, pues a las 19:00 el fluido se suspende. A pesar de ello, al consultárseles cómo pueden vivir así, la respuesta es casi generalizada: “Todo lo hacemos por el trabajo”.

Según dijeron, han luchado para que haya alcantarillado. Algunos propietarios de  casas se han ideado instalaciones para poder evacuar las aguas servidas, mientras otros solo tienen pozos sépticos.

“Desde hace tiempo venimos luchando... Lo poco que tenemos es esfuerzo de la gente. Hasta hace cuatro años la cooperativa Bella Rica nos cobraba una especie de impuesto por vivir aquí, pero el pueblo se levantó y por eso ya no lo hacen. Ahora sacamos permisos para los negocios en el Municipio”, expresó Ketty Sigüenza, habitante de la zona y oriunda de Loja.

La gente tiene que ingeniárselas para obtener el agua. El líquido llega desde vertientes de la parte alta mediante mangueras, pero no es potabilizado.

A las personas que por primera vez visitan el pueblo se les hace muy difícil caminar. Las subidas y bajadas son comunes. “Nosotros ya estamos acostumbrados y no nos cansamos. Yo tengo que subir bastante para llegar a la mina  donde trabajo”, dijo Fabián Saldarriaga.

Bella Rica es un área que tiene dos concesiones mineras pertenecientes a la cooperativa  del mismo nombre. Cuenta con más de 140 socios, que  a su vez integran más de 65 sociedades consideradas de pequeña minería. En la zona todos se dedican a a la explotación de oro.

Cerca del 85% de la población no es nativa del lugar, pues los obreros son de nacionalidad peruana y ecuatorianos provenientes de Loja y la Sierra central. Las mujeres se dedican a preparar la comida para venderla a  $ 1,75 a los obreros que salen en grupos desde el fondo de las minas. La economía en esta área montañosa gira en torno a la minería. Quienes trabajan aquí están expuestos a constantes peligros, como derrumbes o las explosiones continuas para cavar la tierra.

Davison Suyon, quien llegó hace 4 años desde Piura, comentó que en su país no hay trabajo y por eso labora como barrenador en una mina. “Es muy pesado lo que hago, pero tengo que aguantar porque en mi casa somos muy pobres y lo poco que gano aquí lo mando para que construyan una casita”.

En Bella Rica, la mayoría de los peruanos labora en condiciones de ilegalidad. Ninguno está afiliado al Seguro Social ni percibe décimos o utilidades. Los salarios van desde los $ 125 a $ 300. “Hasta ahora no me han pedido documentos para asegurarme”, dijo un obrero que prefirió no decir su nombre.

Actualmente la zona es considerada de alto riesgo, pues las constantes lluvias que caen en ese sector podrían ocasionar nuevos deslaves, como el del  24 de enero, por el cual murieron 11 personas.

Desde la cabecera cantonal hay unos 12 kilómetros hasta Bella Rica. La vía angosta que conduce al pueblo está en pésimas condiciones y en estos días ha empeorado debido al invierno y al desbordamiento del río Siete. Solo es posible  acceder al lugar en vehículos 4x4. El conductor debe maniobrar, pues con frecuencia se producen pequeños derrumbes.

A la entrada de la carretera está instalada una garita y allí hay que pagar $ 1,50.
“Pagamos el derecho de vía y cada vez está peor. Hemos gestionado en el Municipio y en la Prefectura que nos arreglen, pero dicen que no, porque es un área privada”, manifestó uno de los habitantes de la población.

La dirigencia de la cooperativa aseguró que los fondos que se recaudan no son suficientes, pero a pesar de ello se hace mantenimiento una vez cada año.