Ayer llegaron cuatro ciudadanos ecuatorianos que estuvieron privados de su libertad por más de 15 días en en Tapachula (México).

Los tres jóvenes y una mujer contaron de manera reservada a la Senami, la triste experiencia de ser devueltos a su país al no lograr el “ansiado sueño norteamericano”. Carlos Andrés decidió emigrar para ayudar económicamente a su familia, especialmente a su madre.  

El grupo de azuayos realizó altas inversiones para viajar y al momento se encuentra endeudado debido a que tuvieron que pedir dinero a los denominados  “chulqueros” con altas tasas de interés.

Los cuatro compatriotas deportados son naturales de la región austral y evidenciaron cansancio a su regreso. Ellos continuarán su tránsito a sus respectivos hogares.

Personal técnico del área de Atención de la Senami dialogó con ellos y los concienció sobre las implicaciones que conlleva realizar una migración riesgosa e irregular al exterior, así también les expuso los productos y los servicios que ofrece la entidad para el inicio de un negocio en el país.