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El Telégrafo
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87 años ayudando en la educación

En la Biblioteca Municipal reposan libros de grandes autores como del colombiano Gabriel García Márquez o de  Eduardo Galeano, pero también hay obras nacionales e incluso  figura un viejo periódico de El Telégrafo. Fotos: José Luis LLivisaca
En la Biblioteca Municipal reposan libros de grandes autores como del colombiano Gabriel García Márquez o de Eduardo Galeano, pero también hay obras nacionales e incluso figura un viejo periódico de El Telégrafo. Fotos: José Luis LLivisaca
23 de marzo de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Sur

La pasta del libro es amarillenta y está un tanto desgastada. En esa parte se lee su título ‘Historia Eclesiástica’, que son las dos únicas palabras que se imprimieron allí. No se precisa quién fue el autor, ni en qué país se lo publicó. Claro está que es extranjero debido a su idioma: el latín.

Se trata del texto con más años de antigüedad que forma parte de la lista de casi 50.000 ejemplares que en la actualidad tiene la Biblioteca Municipal de Cuenca, ubicada en la calle Benigno Malo, entre Sucre y Presidente Córdova.

Este, al igual que otros 2.500 textos, fue el primero que se adquirió para este establecimiento, desde el 3 de noviembre de 1927, cuando Daniel Córdova Toral, un hombre de vasto conocimiento, fundó la institución con la colaboración de otros seres de buen discernimiento en letras e historia.

Desde esas épocas, de a poco, la biblioteca, que lleva el nombre de su creador, fue acumulando textos de diversos escritores y grupos editoriales y que hoy sirven para el cúmulo de conocimientos de estudiantes que cursan los distintos niveles de educación, así como de historiadores y personas ávidas por aprender algo más.

Pese a lo avanzado de la tecnología, muchas personas aún siguen frecuentando las instalaciones de la biblioteca para las consultas.

El libro más arcaico de creación nacional que existe en las perchas de esta biblioteca es uno escrito por Manuel Villavicencio y que data de 1858. Se titula Geografía Nacional y en sus escritos detalla cada rincón del Ecuador en sus tres regiones naturales.
“Ha sido impreso en la imprenta Robert Craighead en los Estados Unidos”, dice Ana Idrovo, una de las cuatro bibliotecólogas que labora en el lugar. Ella es la más antigua en su trabajo, pues ingresó hace 25 años, cuando la gente “concurría en mayor número para consultar distintos libros de historia y de literatura”, acota.

Luego de mostrar otros textos centenarios, nacionales y extranjeros, todos estos con pastas gruesas, de colores opacos, avanza unos metros hacia la percha en la que están acomodados los libros de ciencias sociales.

Para ella es fácil encontrar cada una de las obras de acuerdo a su especialidad, porque están clasificadas en base a normas internacionales: por ejemplo desde el código 0 al 99 están las obras generales, del 100 a 199 filosofía… hasta llegar a los superiores a 800 que tratan de literatura.

Un trato especial tienen los libros más antiguos, pues, debido a sus años y al uso de los lectores, se han ido deteriorando, por lo que cada cierto tiempo, personal de la biblioteca tiene que dar aviso a una persona particular para que les dé mantenimiento. “Además pedimos unas cuatro veces al año que se realicen fumigaciones por la contaminación que hay debido a la humedad”, advirtió Idrovo.

Pero no solo están los libros; dentro del establecimiento está la hemeroteca, en la que se cuenta con todas las ediciones de periódicos nacionales y locales, desde 1998, entre los que destaca diario EL TELÉGRAFO. Además hay ediciones del siglo pasado de un diario local.

“Según las estadísticas que manejamos, diariamente vienen acá unas 10 personas, de las cuales 60 consultan el periódico y el resto los libros”, dice María del Carmen López, bibliotecóloga de este lugar desde hace cuatro años.

Desde 2011 no se compra libros

Comenta que no ha contado cuántos libros de esta biblioteca se ha leído, desde hace 12 años que es director, Eliecer Cárdenas.

Él señala que en este campo hay buenos textos para aprender. Libros como Las Venas Abiertas de Eduardo Galeano (sociología), así como la novela Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez, han sido, entre muchos otros, sus favoritos. Sin embargo, su semblante cambia cuando se le pregunta cuáles son los libros más antiguos.

“Lamentablemente, desde hace cuatro años no se han comprado libros. Los que han llegado últimamente son donaciones de algunas universidades (la del Azuay, de Cuenca, entre otras instituciones)(…) ojalá la próxima administración tome en consideración este asunto”, indicó.

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