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El personaje
44 años fotografiando en el Calderón
A los 13 años Marco Benenaula tenía pensado ser joyero, como su hermano, pero como perdió un año de estudio, su padre, de quien aprendió el oficio, lo obligó a trabajar y ser un fotógrafo más del parque Calderón de Cuenca.
Tiene 44 años dedicado a capturar imágenes en el parque central de la capital azuaya, en donde una sombrilla protege de los rayos solares a él y a sus ocasionales compañías: su hija y su perro Tomás.
Tomás es un san bernardo que le ayuda en el trabajo, principalmente los fines de semana y feriados, ya que es una atracción para quienes pasan por el parque, especialmente para los niños. “Por él casi que tomo todas las fotos”, dice.
Por las manos de Benenaula ha pasado una infinidad de cámaras. La primera que utilizó fue un cajón con una manga de tela. Explica que era como un mini cuarto oscuro en donde estaba el papel, el fijador, y otros implementos para el revelado.
Luego llegaron las cámaras de rollo, hasta finalmente pasar a utilizar las digitales. En la actualidad utiliza una Nikon, además posee una miniimpresora en la que inmediatamente revela las fotos de sus clientes. “Esto es rápido” dice, y explica que también ha tenido que adaptarse a la tecnología.
El fotógrafo cuenta que sus fieles usuarios durante todos los años de su labor han sido las personas provenientes del campo. Las largas filas en el Calderón para fotografiarse se han reducido con el pasar de los años, así como los momentos en que no había tiempo para que las personas posen. Hoy, los recuerdos se conservan en sus mentes como en un archivo fotográfico, de donde ni el tiempo ni los años los han podido borrar.
Benenaula comenta que durante todos los años que ha permanecido en el Calderón ha fotografiado a muchísimas personas, entre ellos a los políticos. En su lista están los expresidentes Jaime Roldós Aguilera, Osvaldo Hurtado y León Febres Cordero.
Al último presidente que fotografió fue a Rafael Correa, hace unos 6 años.
“Vino con su hijo, Miguelito creo que se llama, y se tomó una foto en un caballito”.
A decir de Benenaula el negocio “cada día está de mal en peor”, debido a que la tecnología cada día avanza más rápido. “Ahora todo el mundo tiene cámaras y celulares, incluso hay teléfonos con mejores pixelajes que las mismas cámaras de fotógrafos”.
En la actualidad son 4 los fotógrafos que permanecen en el parque. Ellos utilizan caballitos de madera y carros de juguete para captar la atención de clientes, en especial de los niños. (I)