Desde hace un año Hachik, un perro sin pedigrí, se convirtió en el mejor amigo  Gustavo Narváez Piñeiros. El can era de propiedad de uno de sus compañeros de trabajo, sin embargo un día, en lugar de regresar con su amo, lo siguió.

Como el anterior dueño tenía más animales, no dudó en regalárselo. Desde allí nació la historia entre estos dos nuevos ‘panas’. Gustavo alimentó y aseó al cánido. “Adopté al perrito y le puse un nuevo nombre que saqué de una película. Se trataba de una mascota que fue adoptada desde pequeña. Así me siento yo, solo que le adopté más grandecito”, precisó.

Ahora son inseparables, el can acompaña a todos lados a su nuevo amo. Narváez sale a las 08:30 rumbo a las calles Venezuela y Coral, sitio de estacionamiento de las carretas de la Asociación 26 de Mayo. El perro, de colores beige y blanco, sigue en todas las labores a su amo. Así, espera que recoja la carga y camina junto a la carreta hasta el lugar del descargue. Hachik es conocido por todos quienes trabajan con carretas. Cuando no hay trabajo, descansa bajo el carro de madera y vigila que ningún extraño se estacione. “Generalmente ladra a los indigentes, a los extraños y a otros canes”, comentó Narváez. Cuando adopta esa actitud le pone una cadena hasta que se calme. Cerca de las 13:00 almuerzan. Mientras Gustavo se sirve los alimentos, Hachik espera afuera del local hasta que su dueño salga con su parte. Luego regresan al puesto de trabajo. Lo mismo pasa en la merienda. A la hora de ir a descansar Gustavo lo hace en su cama y el perro en una caja, pero en el mismo dormitorio. (I)