Otavalo cuenta con uno de los lugares turísticos más reconocidos en Ecuador. Llegar a este lugar, ubicado a 4 kilómetros de la ciudad, toma cerca de 20 minutos en vehículo y a pie, poco más de una hora. Se trata del Parque Cóndor, que surgió hace 15 años como un proyecto para crear conciencia ambiental. Uno de sus promotores es Jozef Hendriks, de origen holandés, quien al llegar a Ecuador y observar aves en cautiverio tuvo la idea de crear un sitio para el cuidado de estas. De hecho, el Parque Cóndor es un zoológico y centro de rescate de aves rapaces localizado en Curiloma, cantón Otavalo.

Cuidar de estas especies no es una tarea sencilla. Según Diego Semanate, encargado del área técnica y ambiental de este centro, se necesita paciencia.

En sus manos son notorios los rasguños causados por las aves que adiestra. A Diego no parecen importarle estas marcas, sigue dedicado al cuidado de estos animales, una actividad que le apasiona. Uno de sus objetivos es conseguir que los turistas admiren el vuelo de estas especies.

Una labor valiosa

En el Parque Cóndor las aves reciben diferentes cuidados según la especie a la que pertenecen. Por ejemplo, a las águilas hay que entrenarlas todos los días, porque interactúan con el público, así como a las aves que permanecen en los exhibidores.

Cury es el ave más antigua de este lugar y después está Olafa, un águila harpía que proviene de la costa ecuatoriana y que llegó al parque hace 7 años. Este animal fue donado al centro como parte de un proyecto panameño.

Olafa se convirtió, además, en la hembra más reproductora: empolló 16 polluelos. En la descripción que consta en su hogar se dice que ya es abuela y que todas sus crías son libres.

El parque empezó a funcionar en 2004. De forma progresiva el número de aves ha ido aumentando.
Aunque la labor que allí se realiza es de gran importancia, hay muchas personas que desconocen su valor. A este lugar ingresan numerosos ejemplares que fueron rescatados por entidades como el Ministerio del Ambiente o el Cuerpo de Bomberos.

El cernícalo americano (Falco sparverius) es una de las aves que más ingresa al parque. También llegan lechuzas de campanario, águilas pechinegras y gavilanes alicastaños. 

Chico y Susan son los nombres de los ejemplares que cautivan la atención del público al posarse en el brazo de Diego o Jozef. A los pocos segundos, salen volando. ¿Regresarán? ¿qué ocurre si no regresan? Son las preguntas más frecuentes que los visitantes formulan a los cuidadores. Héctor Moncayo, turista, comenta que el vuelo de Susan y la adaptación de Chico con los humanos lo han dejado impactado. Tiene previsto regresar en compañía de su familia.

Chico y Susan siempre vuelven al Parque. Allí está su hogar y, sobre todo, su comida. Diego y Jozef les esperan con sus brazos extendidos y con comida en su mano para que, al llegar, obtengan su premio.
Caminar sobre las piedras de este parque y percibir el olor de la naturaleza, es sumergirse en un ambiente de tranquilidad, donde solo se escucha el sonido de las aves, del cóndor andino, de Olafa, entre otros.

El Parque Cóndor es un proyecto sin fines de lucro. Se trata de un lugar que se mantiene gracias a los recursos obtenidos mediante autogestión, que ayudan a cubrir los gastos de mantenimiento y el cuidado de las aves.

El dinero que se recauda con el valor de la entrada ($ 3,50 para turistas nacionales y $ 4,25 para extranjeros) también se invierte en el mantenimiento del lugar.

Quienes acuden a este sitio no solo contribuyen a la conservación de estas especies, sino que, además, pueden disfrutar de un paisaje inigualable. El Parque Cóndor está localizado en un punto estratégico de la ciudad de Otavalo, tiene una hermosa vista panorámica hacia los 4 puntos cardinales.

Al nororiente se puede admirar el volcán Imbabura; al noroccidente el Cotacachi, incluso el cráter de Cuicocha y el pueblo de Cotacachi. En sus alrededores están el mercado indígena de Otavalo, la cascada de Peguche, el árbol sagrado conocido como el Lechero, el lago San Pablo o Imbakucha, y se pueden visitar las lagunas de Mojanda, entre otros atractivos turísticos.

De acuerdo con la página oficial www.parquecondor.com, muchas de las especies que se albergan en este espacio son rescatadas del cautiverio ilegal o de ambientes inadecuados.

Especialistas en el cuidado de estas aves aseguran que con la actividad realizada en el parque se crea conciencia sobre los efectos de la destrucción de la biodiversidad y especialmente la realidad que viven las aves rapaces en el país.

Estos animales cumplen, además, un papel fundamental porque ayudan al equilibrio ambiental.
Lamentablemente, hay muchas especies que están en peligro de extinción, razón por la cual el parque contribuye a crear conciencia sobre su importancia.

Se sabe que las aves rapaces son beneficiosas, porque ayudan a eliminar plagas. A través de su vuelo, pueden llegar a determinar los niveles químicos y contaminantes que existen en el aire.

Por esta característica son consideradas como ‘indicadores ambientales’. En este lugar, también se brinda educación orientada a niños para que comprendan la función de las aves rapaces en el ecosistema.

El centro dispone de jaulas que cumplen con las necesidades de las especies que las ocupan.
Adicionalmente, el área de vuelo que está incluida en el parque es un espacio donde las aves son liberadas para que cumplan su entrenamiento diario. (I)