A 29 km de Ibarra, la capital provincial, en medio de las montañas, al noroccidente de Urcuquí, se ubica la parroquia Tumbabiro. Esta localidad oferta un ambiente de paz y seguridad, múltiples opciones para el esparcimiento y una reconocida hospitalidad. Los anfitriones hacen sentir al visitante como en su casa.

La belleza del volcán Cotacachi y el cerro Yanahurco se conjugan con una treintena de casas antiguas que despiertan el interés de los foráneos que buscan destinos nuevos en la provincia de Imbabura.

Según Byron Armas, alcalde subrogante de San Miguel de Urcuquí, los turistas quieren espacios poco transitados, para intercambiar con los residentes, compartir costumbres y conocer tradiciones. “Los atractivos naturales, arquitectónicos y gastronómicos permiten que los pobladores formen asociaciones y sean parte del turismo comunitario”, dijo Armas.

Uno de estos lugares es La Hostería Mama Rebeca, ubicada en la calle Sucre, arteria principal del sector. Esta casona edificada con muros de adobe y tapia pisada, de 30 centímetros, se distribuye alrededor de un patio principal que gobierna el interior de la casa, donde la luz y el aire fresco acompañan a diversas plantas como: orquídeas, violetas y geranios.

Hace más de 100 años, doña Rebeca Garrido Lara y su esposo, Sergio Pozo, construyeron este caserón. Ahora su hija María Beatriz Pozo conserva esta vivienda que evoca la historia, cultura y tradición de Tumbabiro.

En esta casa existen aún características arquitectónicas de antaño como maderas de calidad con tallados singulares, azulejos decorados, pisos artesanales, herrería artística y elementos que rescatados y convertidos en nuevas decoraciones.

A sus 70 años, esta maestra jubilada recuerda que su madre era la matrona de la parroquia y siempre recibía a varios visitantes en su casa. “No les cobraba nada pero ellos regresaban para darle algún presente desde floreros, vajillas, manteles bordados, cedazos y varias cosas para decorar la casa”.

Tras la bienvenida al lugar, su esposo Abdón Calderón, acompaña a cada visitante a la habitación, en la que hay lámparas elaboradas con antiguas planchas de carbón, basureros fabricados de bombonas de gas, cómodas antiguas con diseños de marquetería y lámparas de queroseno que todavía funcionan y hacen de este lugar un espacio acogedor.

“Si se necesita de más manos para atender a los turistas, estamos organizados con los vecinos para contratar sus servicios, desde adquirir productos agrícolas hasta preparar alimentos y hacer la limpieza”, señaló Calderón.

Empeñados en preservar sus tradiciones, estos emprendedores empiezan a encontrar un público interesado en conectarse con lo autóctono de cada lugar.

Jorge Yépez, administrador de la Hacienda Chachimbiro, comenta que hay zonas que se convirtieron en verdaderos referentes del turismo comunitario y de salud como las cascadas de Conrayaro y la Virgen, las lagunas de Yanacocha y los balnearios de Chachimbiro y Arco Iris. “Chachimbiro es una empresa auténticamente comunitaria, donde alrededor de 100 familias se benefician directamente del turismo que generan las aguas termales de la zona”.

Aquí, las familias de antiguos pobladores ofrecen en sus hosterías y restaurantes la posibilidad de disfrutar de productos caseros elaborados con vegetales de huerto, y visitar las parroquias de San Blas, Pablo Arenas, Cahusquí, Tumbabiro, Urcuquí y Buenos Aires, lugares que aún conservan su arquitectura popular y los atractivos naturales. (I)

Abdón Calderón, administrador de la Hostería Mama Rebeca, ubicada en la calle Sucre (Tumbabiro), realiza todo tipo de tareas dentro del lugar. Foto: Mario Egas/El Telégrafo