El refugio ‘Estuario río Esmeraldas’ se ubica al noroccidente de Ecuador, en la desembocadura del río Esmeraldas. Esta área cuenta con una de las extensiones de manglar más importantes del país, incluye seis especies de mangles como: el rojo, blanco, negro, piñuelo, botón y nato. El 37% de sus áreas corresponden a zonas de vegetación nativa (manglar y matorral seco tropical), la superficie restante es parte de los ambientes acuáticos, bancos de arena y zonas agrícolas que existían antes de la declaratoria como Refugio de Vida Silvestre, el 13 de junio de 2008.

Estos manglares son parte del sistema hidrográfico Bunche-Cojimíes, cuyo cauce principal es el río Muisne. Se estima que en el refugio habitan 253 especies, de las cuales 25 son mamíferos, 70 aves, 95 peces, 35 moluscos y 28 crustáceos. La diversidad de especies de aves es uno de los mayores atractivos de la reserva, se puede encontrar garzas, fragatas, pelícanos, gaviotas y golondrinas. Además, la vegetación de la zona cuenta con piscinas camaroneras abandonadas y con bosque manglar en proceso de regeneración natural.

El manglar forma un ecosistema variado

Los manglares son bosques pantanosos con características acuáticas y terrestres, donde se mezcla el agua dulce de ríos con el agua salada del mar, formando estuarios, bahías, lagunas, canales y ensenadas. Cargados de finos sedimentos, los manglares son aguas muy ricas en nutrientes que tienen grandes cantidades de peces, cangrejos, conchas, ostión, jaibas y el piacuil.

Están formados por especies vegetales denominadas como el ecosistema que lleva su nombre, conforman masas forestales muy densas, con alturas diversas que llegan en algunos casos hasta 30 metros de altura. Cuenta con una diversidad de organismos de mar y tierra, tales como peces, crustáceos, moluscos y principalmente aves.

El ecosistema de manglar es de vital importancia, ya que proporciona una variedad de servicios ambientales, entre estos la captación de carbono, el control de inundaciones, pues el manglar sirve de barrera protectora ante fenómenos naturales y uno de sus servicios más importantes es su capacidad de filtrar aguas contaminadas, trabajando como una depuradora natural.

A inicios del siglo XX, la población mestiza, negra e indígena de Esmeraldas se benefició del ecosistema de manglar y del bosque húmedo tropical. La recolección, la caza y la pesca representaron fuentes principales de ingreso para la mayoría de las comunidades. Sin embargo, desde los años sesenta, el boom bananero cambió las relaciones de producción de los esmeraldeños, quienes empezaron a trabajar en la agricultura. Posteriormente, en la década de los ochenta se instalaron piscinas camaroneras lo que provocó la deforestación tanto de bosques como de manglares de la zona.

Los daños a manglares se presentan por el monocultivo de árboles, ya que para su implementación se acaparan grandes extensiones de tierra, violando derechos de comunidades y pueblos ancestrales. En muchos casos desvían fuentes de agua como ríos, quebradas y riachuelos, impactando las cuencas hidrográficas. Otro enemigo del manglar es la cría a gran escala de camarones. La industria camaronera se instala en la zona de manglares sustituyendo grandes áreas de manglar por enormes piscinas. No solo se destruye el mangle en sí mismo, sino todo el ecosistema. (I)

En esta área hay fragatas, pelícanos, zaparito playero, gaviotas, águila pescadora, jacanas, cormoranes y golondrinas. Foto: Ministerio del Ambiente