Potenciar el arte y la cultura es uno de los objetivos del Centro Cultural La Voladora, un emprendimiento artístico que forma parte de la Ciudad del Conocimiento Yachay. Fue inaugurado en 2014 con el objetivo de incentivar y articular el desarrollo de actividades artísticas y lúdicas en la población, con énfasis en los niños y en los adolescentes del sector de Urcuquí.

“Diariamente tenemos entre 60 y 80 estudiantes de distintas comunidades aledañas. Jóvenes de San Antonio de Purapuche, Santa Rosa, Tapiapamba, San José, Las Mercedes, San Blas y El Puente son parte de nuestros talleres de danza tradicional, circo, capoeira, música contemporánea y ancestral, teatro, manualidades, entre otros”, señaló Jairo Landeta, profesor del centro cultural.

La Voladora inició su actividad en la hacienda Santa Isabel del cantón Urcuquí. Actualmente, se ubica en el Centro de Emprendimiento Innopolis, con espacios designados para cada rama artística que se imparte, desde montaje dramático de artes circenses hasta composición musical andina.

El trabajo en equipo es la clave

Según Jairo Landeta, las artes circenses mezclan la destreza corporal y las emociones, además fomentan la inclusión, cooperación y el respeto entre los jóvenes. “En cada acrobacia, salto, estructura con sus compañeros o en la danza aérea se trabaja colectivamente”, indicó Landeta.

Entre risas y asombro, Catherine Rojas de 12 años, observa cómo su profesor se suspende de una tela colgada desde el techo. Es danza aérea y en ella las acrobacias y el baile, se realizan con los artistas suspendidos en una o más telas. Confiesa Rojas que se debe tener mucha fuerza en los brazos y piernas para poder suspenderse en el aire. “Yo practico el baile en tela de lunes a viernes en la mañana y en la tarde”, mencionó la estudiante.

María Augusta Escobar, tallerista de danza y arte manual, comentó que desde su génesis, la danza fue destinada al agradecimiento, a los festejos y a la recreación. Ella imparte danza tradicional de lunes a viernes, de 15:30 a 17:30, a niñas y jóvenes de 5 a 20 años. “La danza permite compartir y cooperar con los compañeros, combate la discriminación y permite que el alumno se interrelacione con otras personas, fortaleciendo su autoestima”, señaló Escobar.

Otro ejemplo de las actividades artísticas y culturales que se realizan en este centro es el taller de teatro y malabares. Este curso está a cargo del ibarreño Stalin Flores, quien enseña a los niños el manejo de objetos de circo: pelotas, aros, clavas, banderas, globos y diábolos.

Según Flores el teatro es una rama de las artes escénicas que explora nuestra expresión corporal y oral. “A través de juegos y actividades lúdicas, los niños desarrollan su capacidad de memoria y su agilidad mental. También aprenden mediante la mímica, gestos y vocabulario”.

Se formó un ensamble musical

Descubrir la disciplina, la constancia en el trabajo y el desenvolvimiento frente al público son algunas de las ventajas de aprender a tocar un instrumento. Diego Salgado, profesor de música del centro cultural, menciona que antes de empezar los cursos se convocó a la comunidad, con volantes y perifoneo.

Con el tiempo se formó un ensamble musical con estudiantes que aprendieron a tocar violín, charango, quena, flauta, zampoña, guitarra, piano y bajo, entre otros instrumentos. Empezaron con música andina, melodías contemporáneas y rock. “La idea es explorar gran diversidad de géneros y aprovechar el talento de cada uno de los jóvenes que participan. Ahora estamos formando la segunda promoción con 10 estudiantes que aprenderán producción y composición musical”, manifestó el profesor.

Cursos de verano

El 18 de julio, inició en el Centro Cultural La Voladora, el campamento vacacional Verano 2016, que se realizará durante julio y agosto, con actividades culturales y artísticas para niñas, niños y jóvenes de las comunidades imbabureñas. Danza, circo, capoeira, teatro, malabares, coro, percusión corporal, composición y música hip hop, son algunas de las clases que se ofrecen. Ninguno de los talleres tendrá costo. (I)