En la actualidad, las redes sociales se han convertido en uno de los principales medios de difusión. Muchas veces, los jóvenes prefieren entablar una conversación a través de este medio y dejar de lado la comunicación directa.

No se pueden negar las ventajas de este tipo de comunidades virtuales, ya que, por ejemplo, permiten la comunicación con cualquier persona independientemente del lugar donde se encuentre, pero también tiene sus consecuencias.

Años atrás, las familias solían ser más unidas, debido a que la comunicación era una de sus bases fundamentales para resolver inconvenientes.

A medida que avanza la tecnología, esto pasa a la historia, las relaciones familiares penden de un hilo y, a pesar de estar cerca físicamente, la desintegración entre ellas es evidente.

Muchas veces, las familias prefieren comunicarse por un grupo de ‘WhatsApp’ que tener una tarde para compartir. Se deben rescatar momentos como el conversar alrededor de la mesa.

En el campo académico, los jóvenes son los más perjudicados, ya que ocupan más sus tiempos en las redes sociales que en estudiar. La etapa crítica es cuando estas comunidades dejan de ser un hobby y se convierten en un vicio.

Muchas veces son los padres los que dejan que sus hijos desarrollen este tipo de adicciones. Las obligaciones de sus trabajos los absorben y no se dan cuenta de que sus hijos emplean mal el tiempo.

Los menores, al no tener atención de sus padres, generan cierto grado de inseguridad, falta de cariño y de consejos.

En muchos casos, los adolescentes buscan todo esto en un mundo virtual.

Algunos psicólogos recomiendan a los padres dedicarles más tiempo a sus hijos e interesarse por cómo se sienten. La base es que sean amigos de sus hijos, sin tener la necesidad de enviarles una invitación a una comunidad virtual.