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Ecuador, 28 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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La marea baja deja manjares en Ligüiqui

Los mantenses Elvis Pilozo (i), Joffre Pilozo (centro) y Erik Rivera siempre acuden a Ligüiqui a capturar pulpos y ostiones. Ellos disfrutan mucho saborear estos mariscos en platos como el ceviche.
Los mantenses Elvis Pilozo (i), Joffre Pilozo (centro) y Erik Rivera siempre acuden a Ligüiqui a capturar pulpos y ostiones. Ellos disfrutan mucho saborear estos mariscos en platos como el ceviche.
Fotos: Rodlfo Párraga / El TELÉGRAFO
26 de diciembre de 2018 - 00:00 - Vivian Zambrano Macías

El descenso del mar deja al descubierto las piedras y rocas en la playa de Ligüiqui de la parroquia San Lorenzo (noreste de Manta). Es el momento que espera Erik Rivera (27) para buscar pulpos y ostiones entre los peñascos, tal como lo hace desde antaño esta comunidad cuando hay bajamar.

Su vestimenta es cómoda. Carga unos zapatos de lona y camina plácidamente sobre las piedras donde halla estos manjares marinos. Entre su arte de pesca porta el combo y el cincel que permiten extraer el recurso. También lleva el visor para facilitar ver a estas especies al ingresar al mar.

Lo acompañan un pariente y dos amigos, quienes están de días libres en su tarea de pesca sobre varias millas. Erik es del centro de San Lorenzo. Hay días productivos, pero cuando la marea no es tan descendente la captura es poca, como le sucede a las demás personas dedicadas a la actividad.

Los cuatro acompañantes de jornada aprovechan las primeras horas de la mañana. Ya cuando han terminado deciden limpiar los ostiones y no dudan en saborearlos.

Elvis Pilozo, amigo de Erik, refiere que lo extraído es solo para el consumo en casa. “No vendemos; nos encanta hacer ceviches”.

A su hermano Joffre le gusta usar el visor, no le importa mojarse. No han pasado más de tres horas en que llegaron y ya tienen un pequeño saco lleno. De esta manera abandonan la zona, esperando llegar nuevamente en pocos días al lugar.

Erik piensa en que así como él faena en la zona, han pasado tantas generaciones. La tarea de pescar el pulpo y el ostión entre las rocas de este lugar es ancestral, como lo afirma Libertad Regalado, historiadora manabita.

Joffre Pilozo es de San Lorenzo y acude en sus tiempos libres a capturar pulpos y ostiones en la playa de Ligüiqui. (foto)

Esta parte de lo que es Ligüiqui se dedicaba a la pesca y proveía del recurso a toda la zona, porque era un centro recolector de pesca. Más abajo se dedicaban a la captura de la concha spondylus, que era la moneda de intercambio, parte de un elemento de gran ritualidad, no solo para los pueblos de la Costa de Ecuador sino también para los pueblos de Perú y de Mesoamérica (término geohistórico para referirse al territorio que ocupaban las civilizaciones prehispánicas).

Visor, combo y cincel son las herramientas utilizadas por los pescadores a la hora de capturar pulpos y ostiones. (foto)

Para el arqueólogo Juan José Ortiz, no cabe duda de que toda esa comunidad aprovecha el mar casi al máximo. Aclara que este fenómeno de que las especies queden atrapadas ahí en las piedras no es una cosa natural, es que antiguamente se hicieron unas construcciones que ayudaban a que eso pase: los corrales marinos.

“Los habitantes han sabido de esto por años y actualmente se utilizan estos corrales como fuente para pescar recursos marinos”.

El presidente de la comuna, Domingo Alonzo, recuerda haberse involucrado en la captura de pulpos en las rocas desde muy chico. Afirma que antes había grandas cantidades de pulpos porque no había buzos, “quienes ahora los pescan y no dejan que lleguen a las rocas”. Cree que el molusco octópodo se captura en mayor cantidad en los meses de mayo a septiembre, “porque al llegar las ballenas jorobadas, emiten un sonido que lo acerca a la orilla”. (I)



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