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El personaje
La vida de Marino ha estado marcada por el mercado central
Marino, de 82 años, es uno de los comerciantes fundadores del mercado central de Manta. Desde joven empezó en el comercio. Al principio estuvo por 5 años en donde actualmente es la Plaza Cívica, que en ese entonces era una gran ramada donde se vendía toda clase de productos.
“En Manta antes no había mercado. Yo empecé en la plaza ayudando a un señor llamado Diocles, el compraba tres carradas de plátano; estibando y vendiendo uno que otro producto me hacía 10 sucres, que era en ese entonces mucho dinero, pasaba feliz y ayudaba al sustento familiar”
Por 40 años tuvo un local en el mercado central, del que es uno de sus fundadores, pero en 2005 tuvo un accidente que le dejó secuelas en la columna. Estuvo alejado de la actividad comercial por algunos meses, justo en la época de la primera remodelación del centro de abastos.
“Cuando retomé las actividades ya no me asignaron mi puesto original y me ofrecieron un kiosco frente al mercado. Ahí dejé de vender productos de primera necesidad, y comencé a reparar licuadoras”.
La Clínica de la Licuadora es su negocio actual. Marino cuenta que aprendió esta labor en el colegio técnico Adolfo Jurado.
Cuenta que por varios años fue el único técnico de reparación de licuadoras frente al mercado. “Ahora hay como 5 más. Eso sí, las personas me buscan a mí, por el buen trato al cliente y la experiencia”.
A pesar de tener sus problemas de columna, continúa con sus actividades día a día, arregla licuadoras, planchas, ventiladores y cocinas, además vende accesorios y repuestos y más electrodomésticos del hogar. (I)