Al empezar el día, Gertrudis Enríquez cambia su look casual por ropa  más cómoda y zapatos deportivos. Sale desde su barrio, El Paraíso de Los Esteros, hacia las canchas abiertas de la playa de Tarqui.

Ahí se suma a un grupo de personas que se ponen a disposición del entrenador Víctor Perero para iniciar las rutinas de ejercicios. Para ella y sus compañeras de jornada, es importante que alguien guíe sus ejercicios, para evitar alguna lesión.

Cancelan $ 7 mensuales para estar en forma, valor que lo ven simbólico comparado con lo profesional —señalan— que es el ‘profe’. Perero es uno de los entrenadores que al aire libre dirige a quienes están decididos a dejar el sedentarismo. Se ha percatado de que el número de preparadores en espacios abiertos de la ciudad ha crecido.

Está convencido de que eso se debe al gran interés que existe hoy en día en el tema de hacer ejercicios por temas de salud.

Para asistir a las jornadas deportivas diarias, llega en su moto, en la que lleva un parlante inalámbrico y otras herramientas para dar clases a sus cerca de 80 pupilas. Se ha capacitado nacional e internacional mente (Perú y Argentina). Además Desde  2017 recorre como expositor el Ecuador, dando charlas sobre su método de trabajo.

Usa diferentes tipos de entrenamientos y modalidades; trabaja con diversos materiales que la mayoría de las personas pueden tener en sus propios hogares.

Lleva 9 años dando clases en las canchas abiertas de la playa de Tarqui. Los lunes, alumnas como Lizeth Macías hacen aeróbicos y baile; los martes, aeróbicos y entrenamiento funcional; los miércoles, baile funcional: los jueves, cardio, y viernes, baile.

Lizeth coincide con Fanny García,   María Auxiliadora Vélez y Marilyn Espín, que asisten a Tarqui, en que los entrenamientos son muy buenos, y ayudan a la salud y a bajar de peso.

A menos de 2 kilómetros y medio, en la playa El Murciélago, hay más entrenadores que guían pupilos sin necesidad de contar con un espacio cerrado como un gimnasio.

En ese grupo están Sebastián Larraz, Ricardo Estacio y Andy Salazar; este último comenta que la demanda de instrucción deportiva está creciendo debido a que las personas tienen más interés en tener un estilo de vida activo.

“Buscan ser personas más saludables y, por ello, requieren de un guía para desempeñarse de forma más adecuada en la actividad física”.

Tiene a su cargo 50 personas en 3 horarios. Ellos cancelan $ 45. Como  entrenador personal, su asesoramiento llega a costar hasta $ 350 (incluye un plan de alimentación, seguimiento 24/7 y escaneos corporales).

Sebastián Larraz, argentino radicado varios años en Manta, es parte de un proyecto (está encargado de la sección básica) cuyo fin es fomentar la educación física en jóvenes que buscan fortalecer su cuerpo.

Él pasó por un largo proceso para dar clases a más de 10 chicos. “Están ganando resistencia y fuerza para que vayan poco a poco subiendo el nivel”. Por ahora cobra mensual $ 15. Está de lunes a viernes (18:30 a 19:30) y los fines de semana a las 08:00 en El Murciélago.

Uno de sus alumnos es Justin Eusebio, quien destaca que tener un entrenador que dirija los ejercicios ayuda a mejorar el rendimiento.

Por su parte, Estacio comenta que muchas veces los nuevos llegan en mal estado, pero que les ayuda a recuperar su físico en una semana”. (I)