Al pie del mar y con el vaivén de las olas, creció, junto a 8 hermanos (en principio eran 12, pero tres fallecieron de pequeños), Ida Gutiérrez. Se trata de los Gutiérrez De la Cruz, hijos de la pareja formada hace más de 50 años por José Dionisio (+) y Petita, en Salango. Ida recuerda cómo fueron los años ochenta. Ahí disfrutaba de las mañanas de escuela y de las tardes en las que la hacienda La Tropical fue su primera casa.

Fabiola, otra de las Gutiérrez De la Cruz, añora también aquella época, cuando subían y bajaban niños por la casa, que fue construida en 1889. José Dionisio, quien falleció en 2004 a los 92 años, trabajó desde joven como mayordomo en la centenaria casona.

Cuando los dueños dejaron la vivienda, Gabriel Roldós (jefe de la familia) entregó una carta de pertenencia de la hacienda para Gutiérrez, como parte de pago de sus años de servicio en el lugar.

“Fueron años muy lindos, pero luego tuvimos que salir de la casa porque hicieron investigaciones culturales y dijeron que no podíamos vivir ahí. Fue una pena dejar la que fue mi primera casa”, resalta Ida, quien en la actualidad vive frente a su antigua residencia.

En la década de los setenta, el arqueólogo Presley Norton llegó a vivir en el lugar para investigar las culturas precolombinas de la zona.

Debido a la importancia histórica de La Tropical, esta pasó a ser parte del patrimonio cultural de la zona. Su arquitectura es de una construcción típica de la época del boom cafetero y cacaotero, la última de su estilo en Puerto López.

La casona se fue deteriorando con el pasar del tiempo y a inicios del 2000, personas de la comunidad de Salango hicieron gestiones para su restauración.

El proceso se llevó a cabo entre 2009 y 2010, cuando fue entregada a la ciudadanía. Los fondos (alrededor de $ 80.000) llegaron por parte de la Embajada de Estados Unidos, el Ministerio de Cultura y Patrimonio, la Comunidad de Salango y la Florida Atlantic Universiti.

Estudiantes de esta última institución realizan visitas periódicas en La Tropical con fines de aprendizaje. La casa cuenta con el 70% de la madera de su construcción original. El material, en su mayoría, es guayacán.

Tras su restauración, en el lugar se estableció una exposición continua sobre la importancia histórica de la localidad.

El colombiano Carlos Carvajal visitó días atrás La Tropical y destacó el hecho de que existan en este sector de Manabí museos de este tipo.

“Es un lugar muy bonito y que está bien conservado. Mantener en buen estado este sitio patrimonial es una muestra de un trabajo responsable”, resaltó.

La Tropical movía el comercio

A inicios de 1900, el cónsul de Estados Unidos en Ecuador de aquella época, John Harley, creó la Salango Export Company, entidad que se dedicaba al envío de café y cacao hacia el extranjero.

Esta empresa dejó las instalaciones de La Tropical y por varios años vivió allí la familia Marcillo Pincay. En la década de los cuarenta, un grupo de extranjeros que residía en Salango rescató el lugar y aportó con una escuela.

El lugar, que actualmente es administrado por Johana Suárez, en los años cincuenta pasó a ser habitado por la familia de Gabriel Roldós.

Entre los sesenta y setenta la familia Gutiérrez De la Cruz tomó posesión del lugar, tras haber sido  José Dionisio mayordomo de los anteriores propietarios. (I)