La sensación es envolvente: al saborear una bola de cacao se siente como si de forma automática los ojos se cerraran. Las papilas gustativas viven un frenesí.
Se trata de chocolate hecho con base en producto 100% manabita, de los sembríos de Flavio Alfaro, Chone, Calceta, Junín...

Conseguir el extracto del cacao es algo que se da tras un proceso nada fácil, luego de la cosecha. “Seleccionamos grano a grano, luego entra a la etapa de secado. De ahí va a la tostadora y posteriormente a la peladora. Cuando el grano está listo va al molino y es ahí cuando se obtiene la pasta de cacao”, explica Carlos Vera, representante de Theo Café, mientras reparte la crema de cacao a las personas que pasan por su stand para que la saboreen.

Se trata de una feria de dulces realizada en Manta, de esas en las que Carlos recorre el país para promocionar su cacao. En esta ocasión, en el museo Cancebí, no solo hay cacao, sino también una gran variedad de dulces manabitas. Otra de las variedades que ofrece Vera es el rompope de cacao.

Este licor, hecho con base en huevo, es tradicional en la cultura manabita.
Es normal pasar por diferentes carreteras de la provincia, por ejemplo en Manta vía a Guayaquil o Jaramijó ruta a Rocafuerte, y ver a varias personas que ofrecen botellas con este trago dulce, espeso y de color amarillo.

Pero al rompope, este empresario de dulces le aumentó cacao. “Es algo riquísimo, lo probé y no pude evitar comprarme una botella”, indica Juan Gabriel Sánchez, un cliente.
Uno de los puntos más tradicionales para conseguir rompope en Manta es la avenida 2 entre las calles 11 y 12, en plena zona bancaria. Ahí está ubicado Ulvio Macías, oriundo de Rocafuerte, quien hace 30 años se dedica a la venta de bocaditos en la ciudad puerto.

“Mi familia me trae todos los días dulces desde Rocafuerte, aquí todo es fresco”, resalta Ulvio, quien tiene en su perchero gran cantidad de alfajores, surtidos, huevos mollos, dulce de piña con camote, bizcochuelos y por supuesto, el delicioso manjar manabita... inigualable.

“Yo vivo acá hace un año, pero soy de Guayaquil, y cada vez que regreso a la casa de mis familiares me piden que lleve dulces... es que son algo maravilloso”, cuenta Alberto Merino, otro comprador. Ante esta afirmación, Macías agrega: “Cada vez que las personas viajan al exterior, siempre me compran. Mis dulces han recorrido el mundo”.

Raúl Rodríguez, por su parte, se ha encargado por años de comercializar natilla. Esta masa, algo gelatinosa, es de un exquisito sabor, “mejor si se la come con queso”, indica Carlos Zambrano, quien acaba de comprar una tarrina de este producto para compartirlo con sus compañeros de trabajo.

Como dueño de las Cabañas de Toto, Rodríguez resalta que la natilla es uno de los productos estrella de entre los dulces manabitas. “La mejor natilla se hace en Canuto”, destaca. Para su elaboración, Rodríguez utiliza leche, canela, panela y pasta de cacao. Su cocción es por 2 horas. “Anualmente realizamos el Festival de la Natilla, ya van 6 ediciones”, cuenta.

El adictivo sabor de estos dulces los hace únicos: los alfajores, los huevos mollos, los manjares, el rompope... ¡Ah, dulce Manabí!