De niño, Carlos Vera acompañaba a su abuelo, Lastenio Zambrano, al sector del río Grande para esperar el cacao que llevaban a este punto de Chone unos agricultores de apellido Johnson.

El producto era de la parte norte de Manabí y era utilizado por Zambrano para comerciar. Además estaba la parte que se quedaba en casa, con la que la abuela de Vera, Lucrecia, preparaba chocolate.

“Todavía tengo aquí, en mi boca, el sabor del chocolate de mi abuela. Después de averiguar la receta, hace 7 años empecé a vender el chocolate y nos fue bien junto a mi esposa (Evelia Chávez), entonces empezamos con el negocio vinculado al cacao”.

Desde hace un año, Vera comercializa el rompope Tecao, hecho en base de cacao y café.

“Luego del chocolate, probé hacer manjar, helados y después nos aventuramos con el rompope. El de sabor a cacao es una receta de las abuelas, pero el rompope de café sí es un invento nuestro”, resalta el hombre.

Desde hace un año, Tecao se vende en gasolineras a escala nacional y está en trámites para ser expendido en las mayores cadenas de supermercados.

“Mi esposo es un hombre que soñó con hacer algo con cacao desde niño y ahora podemos ver cómo el negocio camina de a poquito”.

Para Alberto Sánchez, cliente de Carlos y Evelia, además de la calidad del producto, la atención de ellos al momento de vender es de primera. “Para vender una botella de rompope, él (Vera) explica todo el proceso. No solo me vendió un rico rompope, sino que me ilustró mucho”. (I)