Publicidad
La feria de yatzaputzán, los domingos, es un atractivo trurístico
Pilahuín impulsa los microemprendimientos
Pilahuín, situada a cerca de 45 minutos de Ambato en la vía a Guaranda, es una de las parroquias más antiguas de Tungurahua.
Es además una de las más grandes con 419,5 km2 con los que ocupa el 41,2% del territorio cantonal; tiene límites incluso con Chimborazo y Bolívar.
Fue declarada como parroquia eclesiástica en 1658 y se la reconoció oficialmente el 29 de mayo de 1861, por eso a mediados de este mes empezaron los eventos por los 154 años de parroquialización.
“Por nuestro aniversario inauguramos el Centro Cívico Pilahuín. El centro parroquial luce renovado, pues fueron restauradas 30 de 160 bienes patrimoniales, entre estos la iglesia dedicada a la Virgen de la Elevación”, explicó Segundo Alejandro Tamaquiza, presidente del Gobierno Parroquial.
En el remozamiento de casas, en su primera fase, se invirtieron $ 120 mil con el apoyo del Ministerio de Cultura y Patrimonio, Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) y una contraparte local.
El centro del pueblo es tranquilo y algo desolado. Está ubicado a 3 cuadras de la repotenciada carretera Ambato-Guaranda, a 3.300 metros sobre el nivel del mar.
Actividades económicas
Los más de 12 mil habitantes viven en comunidades como Echaleche, Pucará Grande, San Isidro, Tamboloma, Mulanleo, Yatzaputzán, Cunuk Yacu, Atahualpa, El Salado y Yacupartina, entre otras.
El desarrollo agrícola y ganadero obligó a la formación de organizaciones de segundo grado (OSG) como la Corporación de Organizaciones Cristóbal Pajuña, Corporación de Organizaciones Campesinas Agrícolas de Pilahuín (Cocap), Consejo de Comunidades, Nacionalidades Evangélicos de Pilahuín (Conep), etc. La vestimenta de los indígenas no es igual en las comunas: los anacos negros, pantalones blancos y ponchos rojos con rayas son cambiados por pantalones verdes, chompas, sombreros oscuros, zamarros y sombreros de ala ancha.
Las blusas inmaculadas y bordadas también son sustituidas por prendas de colores intensos.
Las fábricas de queso y yogur, los criaderos de cerdos y borregos y los sembríos de ajo resaltan en diversas comunidades.
En Yatzaputzán se encuentra uno de los primeros criaderos de cerdos de esta parroquia.
Según uno de los responsables, Ángel Quilligana, su negocio empezó hace un año. “En la actualidad cuento con 12 hembras, crías y machos para montas. Un cerdo pequeño cuesta $ 150 y un adulto $ 1.000”, explicó.
Las razas son Yorkshire, American Landrace y Bentheim Black Pied, las cuales son aptas para ser utilizadas para carne, embutidos (jamones), hornado y fritada. “Los alimentamos con verde (guineo), papas y un poco de balanceado. Los turistas son bienvenidos a observar nuestros criaderos. Si vienen un domingo, pueden recorrer la feria artesanal de Yatzaputzán y adquirir las prendas, tupos y alpargatas, que son parte de nuestras tradiciones”, aseguró Quilligana. Con el apoyo de las cooperativas la gente impulsó microempresas locales. (I)