El censo del año 2010 estableció la existencia de 47.524 mujeres en Guaranda,     frente a 44.353 hombres; es decir, el sector femenino representa el 51,72 % de la población total.

Pero a pesar de ser mayoría, aún se producen casos de machismo en contra de las guarandeñas, sobre todo en el área laboral. Y más cuando el trabajo es de carácter artesanal, informal o visto como una tarea propia del sector masculino. Esto provoca que la presencia de las mujeres en ciertos sectores de trabajo se vea limitada.

Cerca a la puerta principal de la Catedral, se ubica la asociación “Nueva Imagen”, a la que pertenecen ocho personas y de las cuales solo una es mujer. Llevan seis años limpiando zapatos a los transeúntes del lugar.

Mercedes Punín, de 27 años, se sienta en su banquito de trabajo y empieza a sacar lustre a los zapatos de suela de sus clientes mientras estos hojean los diarios.

Ella empezó a trabajar cuando se formó la asociación. “Yo estudiaba en el nocturno del Ángel Polivio Chávez, pero me embaracé y tuve que retirarme cuando di a luz a mi hijo. Desde hace más de cinco años que trabajo aquí”, dice, mientras esparce cera negra en el zapato de su cliente. “Mi hijo ya está en la escuela, así que yo también volví a estudiar. Ahora es muy necesario el título; en lo que sea que uno se gradúe, es importante tenerlo”, afirma, al tiempo que guarda unas monedas en su chauchera.

En el futuro se visualiza realizando otro trabajo. “No es ingratitud con mis compañeros, pero aquí se gana muy poco y no me alcanza para muchas cosas, sobre todo relacionadas con mi hijo:  la escuela, la ropa, la comida, etc.”, manifestó.

Mercedes está casada desde hace siete años con José, un albañil de 30 años. Entre los dos se ayudan para los gastos. Cree que a la igualdad y equidad de género se las escucha,  pero no se las ve. “En todas partes hay machismo. Algunos clientes no me contratan porque creen que no puedo sacar brillo como los hombres y eso no es verdad. Solo en eso dese cuenta, imagínese en otros lugares. Pero también hay los que sí valoran nuestro trabajo, nuestras ideas”, afirma. Llega otro cliente y Mercedes vuelve a su tarea en su banquito.