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Más de 26 mil personas de la tercera edad aún trabajan
En Tungurahua, del total de 244.893 personas que conforman la Población Económicamente Activa (Pea), 26.326 son de la tercera edad.
El grupo está en un rango de entre los 60 y 80 años, según datos proporcionados el Censo Población y Vivienda 2010, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Las actividades a las que se dedican los ancianos son variadas. La mayoría tiene emprendimientos propios, venden ropa, artesanías, comida y similares. David Vargas, geriatra, manifiesta que el trabajo en los ciudadanos de la tercera edad tiene connotaciones a favor y en contra. “Por una parte, es positivo que laboren, ya que eso los mantiene activos y sus extremidades no se atrofian por la inactividad, pero por otro lado es preocupante si requieren de un gran esfuerzo. En ese caso se tornaría peligroso”, explicó.
Añadió que los huesos de una persona mayor no tienen la misma fuerza ni los músculos o los reflejos de un joven. Sus manos tampoco poseen las mismas habilidades y destrezas de antes. “El cuerpo y los órganos, entre ellos el corazón, deben mantenerse saludables con actividades de poca aceleración y que no les causen estrés”, manifestó.
La soledad y la ausencia de familiares responsables motivan a los adultos mayores a buscar una actividad que no solamente les permita mantenerse por sus propios medios, sino también relacionarse con el resto de la sociedad.
Delia Miranda es lustrabotas y labora en un portal del centro de Ambato. Afirmó que su trabajo es el único ingreso económico que tiene al mes. Producto de su esfuerzo consigue entre 150 y 250 dólares.
“Desde muy niña, mis padres me enseñaron a trabajar en la agricultura, en la parroquia Juan Benigno Vela. He sido lavandera, costurera, ama de llaves, cuidadora de niños y ahora soy propietaria del puesto de lustrabotas, que originalmente fue de mi marido. Al morir él hace seis meses, me quedé yo a cargo, ya que solo tengo una hija y no está en posibilidades de ayudarme” dijo.
Otro ejemplo es Edelina Yacchirema, quien vende ropa los lunes cerca de la plaza Primero de Mayo. Expresó que esta actividad es un escape a la soledad.
Como estos casos hay centenares en la capital tungurahuense. Entidades de Gobierno acogen a los ancianos desamparados en centros donde reciben cuidados, atención médica y cariño.