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Maltrato a las mascotas sigue en 3 ciudades

13 de junio de 2016. En este sitio se comercializan decenas de mascotas los lunes en un sector del mercado América, al suroriente de la ciudad de Ambato.
13 de junio de 2016. En este sitio se comercializan decenas de mascotas los lunes en un sector del mercado América, al suroriente de la ciudad de Ambato.
Foto: cortesía de Aracelly Calderón / El Telégrafo
25 de junio de 2016 - 00:00 - Redacción Centro

Las mascotas (perros y gatos) están sometidas a maltrato dentro y fuera de los hogares y en los sitios donde se las comercializa en Latacunga, Riobamba y Ambato.
Las ordenanzas que las protegen no tienen mayor difusión y en la mayoría de los casos se quedaron en el papel, sin que se puedan aplicar sanciones. La organización de campañas de esterilización, formación de albergues y de concienciación no es suficiente.

Comercio abierto en Ambato

Cuando se busca una mascota en Ambato, el primer sitio que se visita es el mercado América. Es una de las 10 plazas y mercados más importantes en la zona urbana.
 Allí, los lunes se ofertan decenas de perros y gatos. Son cachorros y adultos, de razas diversas y a precios que van desde $ 0,50 hasta los $ 350 o más.

El 13 de junio, a las 09:00, ese negocio estaba en auge. Junto a uno de los estacionamientos, en la planta baja, se hallaban alrededor de 100 comerciantes ‘formales’ e informales. Cada grupo tenía su propia dinámica de trabajo.

Todos partían de una misma zona de mando formada por unas 30 jaulas, sacos de yute y cajas de cartón que contenían por lo menos unos 200 animales.

La mayoría eran perros de razas como basset hound, pastor alemán, doberman, fox terrier, golden retriever, husky siberiano, schnauzer miniatura, shar pei y una enorme variedad de canes mestizos.

Los maullidos y ladridos eran por momentos lastimeros e inquietantes. Los posibles compradores se paseaban por las hileras que formaban las jaulas de malla delgada que se había  entrelazado para darle una forma cuadrangular o circular, de acuerdo a la conveniencia del propietario y del tamaño del animal.

“Busco un bulldog, ¿quién me puede ayudar?”, preguntó un hombre e inmediatamente se corrió la voz entre los vendedores. Todos vestían atuendos similares: gorras, chompas de lana, jeans, zapatos deportivos y mochilas.

Casi de la nada salió el can de interés. Se trataba de un ejemplar joven que se cotizaba en $ 350. El interesado lo revisó y lanzó una oferta que no agradó al comerciante.

El asunto terminó ahí, abruptamente, y cada quien siguió con lo suyo.

Un asunto que no pasó inadvertido fue el actuar de 2 personas a bordo de una camioneta blanca de la Municipalidad local. Tenía inscripciones que denotaban que pertenecían al albergue municipal. En el balde de este automotor se habían adecuado jaulas cubiertas que tenían respiraderos.

“Nosotros recibimos a los comerciantes los perros y gatos que no se venden y los llevamos al albergue”, fue la escueta respuesta que dio uno de los funcionarios. En la hora siguiente este tipo de comercio se acentuó con el arribo de más canes en carros particulares y camionetas.

Llegó por ejemplo una pareja adulta de rottweiler, macho y hembra, que se ofertaba en $ 400. Estos perros ladraban amenazantes y alborotaron a los demás. Algunos cuadrúpedos estresados y hambrientos hacían sus necesidades en el suelo. Casi de inmediato el dueño recogía el excremento acuoso con un papel o una funda.

En Ambato se alistan cambios a la ordenanza de Regulación y Cuidado de Animales de Compañía y Mascotas que rige desde 2009. Según la concejala Aracelly Calderón, si bien esta normativa está vigente esto no ha garantizado su aplicación y sanción. “La Municipalidad no continuó con la difusión a gran escala de este cuerpo legal y tampoco se penaliza a infractores”, dijo.

Por eso, el año pasado Calderón presentó reformas a esta ordenanza que se aprobaron en primer debate y que están en análisis en la actualidad para su promulgación final. De continuar así, la venta informal de mascotas en las calles, mercados y viviendas terminaría.

“Ambato es pionera en el cuidado animal y se destaca la creación en 2010 del Albergue Temporal Municipal Canino y Felino. Sin embargo, se reporta la falta de espacio debido al exceso de fauna callejera. Además, la gente aún no posee la cultura animalista necesaria para aceptar la normativa”, dijo Calderón. Para concienciar y difundir la vigencia de esta ordenanza y los cambios que se vienen, el 5 de junio de este año se presentó la campaña  ‘Yo, contra la violencia a los animales’.  El evento empezó con una caminata desde el parque Cevallos hacia el parque El Sueño.

Al respecto, Juan Carlos Moreira, presidente del Club Pitbull y Canes Tungurahua, opinó que el principal problema es la inadecuada comercialización de animales. “Hay maltrato, abandono y mal manejo de los callejeros. La campaña de concienciación es bienvenida y los 50 socios apoyamos estas iniciativas que eduquen a la gente para mejorar la tenencia, manejo y cuidado de perros y gatos. Es un reto”.

Acciones en Latacunga

Hasta hace 4 años la plaza Canadá, en el barrio San Felipe al occidente de Latacunga, era conocida como la ‘Plaza de gallinas’. Los sábados y martes era común hallar centenares de perros y gatos de todas las razas, tamaños y colores. En ese lugar no se cumplía con ninguna norma básica de cuidado animal.

Eran comercializados a la intemperie, amarrados, sin alimento ni agua. En aquel entonces no había prohibición para esto.

Ante la insalubridad de la que se quejaban los habitantes del barrio, el entonces alcalde, Rodrigo Espín, trabajó en la adecuación de una nueva plaza en el barrio Zumbalica, zona rural de Latacunga.

Con el cambio llegó la prohibición nacional de comercializar con animales domésticos, pero la realidad no cambió para los perros y gatos, pues según Adriana Páez, presidenta de Latacunga Animalista, esta práctica se continúa realizando de modo clandestino.

Para el veterinario, José Luis Castellano, el maltrato animal tiene una sencilla razón: la cultura. (I)

Un albergue está  en construcción en Riobamba

El abandono de perros en las calles se vuelve un problema de higiene y salubridad en Riobamba. Por eso, los dirigentes y miembros de grupos de protección de animales consideran 2 estrategias para paliar este problema.

La primera se enfoca en el endurecimiento de las penas y sanciones. La ordenanza municipal señala que el propietario de un perro abandonado o maltratado deberá cancelar del 10% al 50% de un salario básico. Y aunque se han receptado alrededor de 250 denuncias en la Dirección de Higiene, no se ha realizado cobro por ello sino que se ha socializado primero con los dueños la normativa vigente desde 2014. Silvia Ramos, representante en Chimborazo de Protección Animal Ecuador (PAE), dijo que  aunque se han conseguido establecer sanciones que van desde multas hasta prisión, estas deben ser fortalecidas. “Los perros que deambulan son el resultado de un mal dueño. No podemos seguir permitiendo que la gente se canse del animal y lo bote, se debe responsabilizar a estas personas por sus actos”.

La segunda opción abarca la socialización y la concienciación de las personas desde la niñez. Cada mes PAE realiza la esterilización de 70  mascotas entre perros y gatos, aunque no cuentan con un hospital permanente para esto.

Por su parte, el Municipio de Riobamba construye un albergue canino que cuenta con un espacio para una clínica. La inversión es de $ 900 mil. “Colocaremos publicidad de las empresas que nos apoyen. El dinero recaudado será solo para ayuda a los animales”, explicó Geovanny Bonifaz, director de Higiene y Salubridad del Cabildo local. (I)

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