La noche del jueves 24 de marzo, más de una docena de personas se reunió en torno a una mesa de comedor para trabajar en el suroriente de Ambato. Nadie las obligó. Estaban allí por solidaridad.

Entre ellas había niños, jóvenes y adultos. Los hombres y las mujeres apenas conversaban entre sí. Sobre la mesa de madera se colocaron mechones de cabello humano, pedestales de madera e hilos templados.

El grupo se afanaba en el tejido del cabello para hacer pelucas que luego serán donadas a niños y niñas que tienen cáncer. Se sabe que uno de los efectos secundarios de la quimioterapia a la que deben someterse, les causa la caída del cabello (alopecia) y la consiguiente depresión.

Para ayudarles a sobrellevar el tratamiento, este grupo de voluntarios que pertenece a la organización global Kiwanis Zonal 7 (Tungurahua) decidió reunirse con este fin humanitario. La tarea no es sencilla: requiere de mucha paciencia.

Uno de los voluntarios es Jacobo Suárez, vicegobernador Zona 7 Kiwanis. “La vida de quienes padecen de esta enfermedad es muy dura y por eso queremos ayudarles a levantar su autoestima”, indica.

¿Cómo empezó todo?

Este proyecto en el que se involucró la organización Kiwanis empezó en Tungurahua en noviembre de 2015. Fue una propuesta de los miembros residentes en el cantón Baños de Agua Santa, que luego se replicó en la capital provincial.

“Primero se invitó a la gente a donar sus cabelleras. La verdad esperábamos recabar 50, pero conseguimos 170”, aseguró María del Carmen Mediga, gobernadora electa de los Kiwanis Zona 7.

Kiwanis International es una organización global de servicio, conformada por hombres y mujeres orientados hacia la comunidad que apoyan a niños y jóvenes alrededor del mundo. Fue fundada en 1915.

La oficina principal está ubicada en Indianápolis, Indiana, en los Estados Unidos. Más de 600 mil socios, en más de 70 países y áreas geográficas, responden a las necesidades de sus comunidades y agrupan sus recursos para atender problemas mundiales. A través de estos esfuerzos, Kiwanis International predomina su atención a los niños.

“Con autogestión y donaciones conseguimos los materiales para tejer las pelucas. También fuimos capacitados por una organización especializada en esto”, agregó Medina.

Tres meses toma la elaboración de una peluca mediante jornadas diarias de trabajo de por lo menos dos horas.

Es por esto que Kiwanis decidió ayudar y solicita que más voluntarios se unan con ellos en esta cruzada solidaria que se cumple todos los días en la estética y peluquería Rosita Villafuerte, situada en la avenida Bolivariana y calle Pan de Azúcar, cerca del coliseo de los Deportes de Ambato.

La reina de la Zona 7, Samanta Núñez, también es parte de los voluntariosos. “Una peluca para adulto requiere de unos 9 metros de cabello natural y para niños, 6 metros y medio”.

Las donaciones

Los donantes de cabellos son usualmente mujeres. Los candidatos deben poseer una cabellera de por lo menos 30 centímetros de longitud.

“Además de donar es importante que ayuden a elaborar las pelucas porque este trabajo requiere de tiempo y paciencia. Nos motiva devolverles la sonrisa a esos rostros infantiles angustiados por el tratamiento contra el cáncer”, dijo la gobernadora Kiwanis.

Esta organización no recibe apoyo de ninguna institución pública o privada. Todas sus actividades se efectúan por autogestión.

“Quiero comprometer a más voluntarios. Necesitamos más manos solidarias. En los últimos meses hemos entregado tres pelucas que han dado felicidad a igual número de niños. Esperamos pronto reunir seis más para donarlas en el menor tiempo posible”, añadió Medina.

Para acelerar este trabajo, Kiwanis incluso está analizando la contratación de mujeres para que hilen 6 metros lineales de cabello.

Por ahora, la sede de Kiwanis se encuentra en la avenida Bolivariana, pero posteriormente la Cámara de Comercio de Ambato le ofrecería una oficina céntrica.

Rosa Villafuerte, propietaria de la estética, dijo que en su local se recibe una donación por día y los fines de semana hasta tres. (I)