Alrededor de 300 estudiantes de cinco instituciones educativas asistieron a las demostraciones a cargo de elementos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), de la Policía, sobre los riesgos del uso de explosivos en las fiestas de Fin de Año.

El objetivo es que tengan el menor contacto posible con los juegos pirotécnicos.

Con la campaña ‘Los juegos pirotécnicos no son un juego de niños’ se advierte también a la población acerca de los daños que puedan causar estos artefactos.

Los jóvenes acudieron hasta la explanada del Comando de Policía, donde los gendarmes presentaron dramatizaciones y explosiones controladas utilizando material tipo pirotécnico.

En la primera demostración se utilizó un pollo muerto al que le colocaron camaretas y petardos adquiridos regularmente en la calle, por los ciudadanos.

Los uniformados encendieron el material y a los pocos segundos el ave estalló en mil pedazos.

La idea era comparar lo sucedido con el animal y lo que le puede pasar a una persona en caso de que le explote en las manos.

El mismo procedimiento se  efectuó en una sandía y un monigote. Este último ardió en llamas y los gendarmes utilizaron extintores para apagarlo.

“Queremos que los niños y jóvenes se den cuenta del riesgo que corren al jugar con este tipo de productos” mencionó Steve Mejía, intendente de Policía.

Este tipo de acciones caló en la sensibilidad de los asistentes.

Los adolescentes se propusieron no utilizar los juegos pirotécnicos, ante el temor de convertirse en una víctima.

“Si a una sandía le causó tal daño, no se diga a nosotros, me da miedo acercarme a esos objetos, pienso que eso debe ser utilizado solo por personas”, aseveró Francisco Mejía, estudiante.

Al emprender este tipo de campañas, los riesgos y víctimas disminuyeron hasta en un 80%, precisó Hermuy Calle, gobernador de Chimborazo.

“Sin duda esto demuestra que hemos llegado a las personas. Ahora nos toca como padres y profesores recordarles lo peligroso que puede ser esto”, señaló el representante del Ejecutivo.