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Fallido hurto de especies en los Llanganates
Durante operativos de control y vigilancia realizados en el Parque Nacional Llanganates el pasado 3 de enero, un grupo de guardabosques impidió la salida de 29 animales muertos de la zona que habían sido eviscerados.
Conejos silvestres de páramo, presumiblemente cazados con canes domésticos, y truchas son las especies faunísticas que fueron retenidas por vigilantes de esta área protegida, en el sector Pantzarumi.
Tres personas fueron identificadas como los presuntos infractores por los guardabosques de la dirección provincial del Ambiente, entre los cuales se encuentra un menor de edad.
Omar Landázuri, director provincial del Ministerio del Ambiente (MAE), destacó la labor permanente del personal forestal para impedir que se vulnere la flora y fauna del lugar.
“Bajo estas circunstancias se inició el proceso administrativo correspondiente, con las pruebas entregadas por los vigilantes, que permitirán esclarecer el hecho y actuar conforme a la ley. Este hecho infringe claramente el artículo 247 de la Ley de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre, la Ley Forestal y el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), que tipifica estas acciones como un delito ambiental”, dijo.
Este último apartado establece textualmente que “la persona que cace, pesque, capture, recolecte, extraiga, tenga, transporte, trafique, se beneficie, permute o comercialice, especímenes o sus partes, sus elementos constitutivos, productos y derivados, de flora o fauna silvestre terrestre, marina o acuática, de especies amenazadas, en peligro de extinción y migratorias, listadas a nivel nacional por la Autoridad Ambiental Nacional así como instrumentos o tratados internacionales ratificados por el Estado, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años. Se aplicará el máximo de la pena prevista si concurre alguna de las siguientes circunstancias”.
Landázuri destacó además la importancia de la vigilancia permanente que los guardabosques realizan y su incidencia en la inviolabilidad de la flora y fauna.
“El monitoreo en este y otras áreas protegidas es constante. Nuestro personal capacita a los habitantes de comunidades cercanas para que den aviso inmediato a las autoridades ambientales, si conocen de casos como este y ayuden a mantener intacto el medio ambiente”, agregó.
Esta labor no se limita a días laborables. En días festivos y feriados, los vigilantes también realizan recorridos por los diferentes accesos a los Llanganates para evitar la cacería y sustracción de especies.
Fauna irrepetible
El Parque Nacional Llanganates, cuyo nombre proviene del vocablo quechua que significa “montaña hermosa”, se ubica entre las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Pastaza y Napo, y posee una riqueza en flora y fauna inigualable en el Ecuador.
Allí conviven el tapir de montaña, el oso de anteojos, el venado, la cervicabra, el mono machín, el jaguar, el puma, el puercoespín, la guanta y el oso hormiguero. En cuanto a aves existen patos, gaviotas andinas, curiquingues, cóndores —especie en peligro de extinción—, congos, el pilco real o el pollito y colibríes, bungas y el pico espada.
Israel Fernández, experto en zoología, señala que en este parque nacional conviven especies animales únicas en el planeta.
“Pese a que existen varias especies de tapires en todo el mundo, la danta montés de los Llanganates posee características exclusivas. Un ejemplo de ello es el color, las franjas moteadas en sus partes laterales y lomo la hacen exclusiva así como su comportamiento nómada, pues ninguna de las variedades de este animal posee esta tonalidad ni comportamiento”, dijo.
Otra de las especies que destacan, continúa Fernández, es el oso de anteojos, también conocido como oso andino o ucumari, es una especie de mamífero carnívoro de la familia Ursidae, presente en las selvas tropicales de Sudamérica, y es la única especie viviente de su género.
Es mediano en comparación con otros osos. Mide entre 1,30 y 1,90 m de alto, y pesa en promedio entre 80 y 125 kg; el macho es más grande que la hembra.
Su coloración es uniforme, negra o café negruzca, posee 5 dedos con garras largas y curvas no retráctiles. De hábitos diurnos, solitarios, omnívoros, terrestres y trepadores, su alimentación es predominantemente vegetariana.
Riqueza vegetal
La extensa reserva de los Llanganates, con aproximadamente 219.707 hectáreas también conservan importantes y destacadas especies de plantas nativas, entre ellas: pumamaqui, arrayán, espadaña, yagual, palma de ramos, helechos, gencianas, achupalla, pajonales, cedro, chuncho, ceibo, garango, caoba y chontaduro.
La lista de especies vegetales continúa con olivos, orquídeas, bromelias, anturios, frailejón y heliconias, un género que agrupa a más de 100 especies de plantas tropicales, originarias de Sudamérica, Centroamérica, gran parte de las islas del Pacífico e Indonesia.
Allí también florecen los licopodios, especie representante de la familia de las licopodiáceas. El parque se divide en 2 zonas ecológicas, el área occidental y la oriental.
Esta primera se encuentra en el páramo andino, muy por encima de la zona oriental. Allí los visitantes encuentran un paisaje desierto de picos montañosos y valles altos. La zona está poblada por vicuñas, llamas y alpacas.
La zona oriental, en cambio, está ubicada en los flancos orientales de los Andes, donde los intrépidos aventureros que se atreven a ingresar encuentran una rica biodiversidad de plantas y animales entre los bosques retorcidos de la parte superior de la Amazonía. (I)
Monitoreo para identificar el estado de fauna
En 2015 unas 30 cámaras ‘trampa’ fueron ubicadas en el páramo, el bosque de neblina y la selva de la alta Amazonía del Parque Nacional Llanganates (219.707 ha), ubicado en las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Napo y Pastaza. Este monitoreo, para documentar la cantidad, ubicación y zonas de movimiento de las especies emblemáticas, se realiza con apoyo del Ministerio del Ambiente del Ecuador (AME) en coordinación con Wildlife Conservation Society (WCS), dentro del Proyecto de Conservación de Paisaje y Vida Silvestre. Esta técnica también llamada fototrampeo, captura fotográfica o caza fotográfica cuenta con una enorme aceptación en todo el mundo para aplicaciones en la investigación. Las cámaras están diseñadas para ser colocadas en plena naturaleza y funcionan las 24 horas los 365 días. Quedan a la espera de que algún ser vivo pase por delante, entonces el aparato se activa y captura la escena. Una de las grandes ventajas es que durante la noche siguen en funcionamiento y pueden iluminar el entorno mediante un flash de luz infrarroja que genera imágenes en blanco y negro (fotos y video), pero con una gran nitidez. Fue así como en julio de 2015 fue fotografiado por primera vez un jaguar negro que se creía extinto.
“Se trataba de un ejemplar adulto, de unos 7 u 8 años, 50 o 60 centímetros de alto y metro y medio de largo”, explicó Orley Ochoa, vigilante de esa área protegida.
Según el MAE en esta reserva natural conviven 231 especies de aves, 46 de mamíferos y 23 de anfibios y reptiles y el fin de las capturas fotográficas y de video es concienciar a la gente. (I)