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2 albergues listos en caso de desastres naturales

Autoridades y representantes del MIES recorren frecuentemente los refugios para ver su estado.
Autoridades y representantes del MIES recorren frecuentemente los refugios para ver su estado.
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
26 de marzo de 2016 - 00:00 - Sofía Rodríguez Noveno ‘B’- Colegio Atenas-Ambato

El albergue temporal de Pelileo, habilitado por autoridades del cantón, desde hace varios meses, se encuentra totalmente operativo.

Ubicado cerca del estadio de la urbe, el refugio recibiría a moradores de zonas en riesgo por el volcán Tungurahua, como Cotaló, Pillate y Chacauco, en caso de erupción.
El incremento en la actividad del coloso, iniciada hace un mes, motivó a representantes del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) y otras entidades estatales, a recorrer este y otros espacios de alojamiento en la provincia para verificar las instalaciones y la dotación de servicios básicos.

Martha Freire, técnica en Riesgos de esa cartera de Estado, señaló que el albergue temporal cuenta con  100 camas.

“Las literas tienen colchones, juegos de sábanas, cobijas y almohadas. Además de ser un apoyo en la emergencia por la ‘mama’ Tungurahua, el lugar puede ser utilizado en caso de desastres como deslaves e inundaciones”, indicó.

Precisamente desde el 4 de marzo, una familia  del caserío Bascún, en el cantón Baños, se hospeda allí porque su vivienda fue afectada por los recientes aguaceros.
Apoyo en desastres naturales.

Apoyo en desastres naturales

Al igual que otros vecinos, estas personas decidieron abandonar sus viviendas, pues se encuentran en una pendiente y existe el riesgo de que ocurran más aluviones por las continuas lluvias.

“Aquí tenemos lo necesario para una estadía digna y segura, mientras el clima mejora”, señaló Paola Villalba, quien permanece en el refugio temporal con su madre, esposo, hermanos y 2 hijos.

El albergue temporal además cuenta con los servicios de agua potable, electricidad y señal de telefonía móvil. Las vías de acceso al lugar están habilitadas y cuentan con buena señalética.

Francisco Vera, habitante de Pillate, una de las zonas más perjudicadas por la caída de ceniza volcánica, destaca la importancia de contar con espacios de alojamiento de forma permanente.

“La experiencia de convivir 17 años con un volcán en proceso eruptivo nos ha enseñado a no fiarnos de la Naturaleza. Por ello es fundamental contar con espacios cercanos en los que podamos permanecer, con los servicios básicos y de forma digna, mientras termina el peligro”, dijo.

Al menos 50 habitantes más de Pillate estarían dispuestos a alojarse temporalmente en este lugar si la actividad del macizo se elevara.

El refugio también posee cocina y comedores colectivos, baterías sanitarias y espacios de recreación para los menores.

Celeste Arias, directora distrital del MIES Tungurahua, recordó que se cuenta con otros espacios de acogida que son calificados por la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR), entidad encargada de autorizar su habilitación.

Albergue La Paz

Es el caso del reasentamiento La Paz, ubicado en el sur de Pelileo. El lugar tiene una capacidad para 210 familias y es uno de los refugios permanentes más grandes del país.

Así lo confirma Alba Pallo, oriunda de Chacauco y habitante de este conjunto habitacional.

“La apertura de La Paz cambió por completo nuestras vidas. Allí convivimos con familias de Chacauco, Bilbao y Cusúa, estas 2 últimas de la vecina provincia de Chimborazo. Cuando el Tungurahua ‘despierta’ no lo pensamos 2 veces y acudimos a las viviendas que el Gobierno construyó en 2008 y evitamos los efectos del polvo”, manifestó.  

El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) invirtió más de $ 4 millones en la construcción del reasentamiento y de los albergues de río Blanco, del cantón Baños, y Penipe, en Chimborazo.

De esta forma se dio solución al desamparo en el que por 9 años, hasta ese entonces, vivían miles de familias de agricultores y ganaderos que todavía frecuentan sus tierras para cultivar frutas y hortalizas.

“En el día cultivamos papa, haba, granadilla, remolacha y durazno; y pastoreamos a nuestro ganado en zonas de influencia a las que pertenecemos. En la noche regresamos a La Paz y descansamos sabiendo que ya no corremos peligro si el Tungurahua erupciona”, indicó Fernando Sierra, vecino del reasentamiento.

Además de las labores agrícolas, los residentes del refugio en La Paz se dedican a la ganadería. Además de la venta de ganado y leche, en Chacauco y Pillate se elabora queso fresco que es expendido en mercados de la región. (I )

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