Alrededor del 22 de agosto, los moradores de los barrios que se encuentran en la zona de Selva Alegre, en el cantón Rumiñahui, reclamaban al Municipio que realice campañas de socialización sobre la actividad volcánica del Cotopaxi.

También pedían al alcalde Héctor Jácome que realizara un simulacro de evacuación en el sector, pues de ocurrir una erupción, esos sectores serían afectados por lahares, nombre con que se conoce a fluidos que se producirían por el deshielo de los glaciares del volcán y que arrastrarían lodo, piedras y más materiales.

El 22 de agosto, ante la inquietud ciudadana, el Cabildo rumiñahuense realizó el primer simulacro, en el cual participaron 2 mil personas del sector.

Según el Alcalde, el evento tuvo una gran acogida. Pero la percepción que tuvieron los moradores del sector es distinta, afirmaron que en lugar de sentirse tranquilos su inseguridad se acrecentó.

De acuerdo con testimonios de los moradores de Selva Alegre, el simulacro no obtuvo los resultados esperados y causó insatisfacción.

“Aquel día no hubo una correcta organización, pues no se dio prioridad a personas de la tercera edad, ni con discapacidades, etc. Además, el albergue, ubicado en la iglesia del barrio, no dio abasto a todas las personas”, dijo Joel Diestra.

Rubén Amores, quien vive en el sector hace más de 10 años, comentó que el Municipio no cuenta con los mapas para efectuar una correcta evacuación. Además, se preguntó por qué el Municipio de Rumiñahui trabaja de manera aislada de los cabildos de Quito y Mejía.

Cerca del río Pita vive Mayte Roncenbil, quien señaló que desde el sector del San Luis Shopping hasta el puente 9 no existe ninguna señalización que indique puntos seguros ni rutas de evacuación.

“A pesar de que el Municipio realizó mapas con rutas de evacuación, no nos sentimos seguros. Queremos que la planificación sea intercantonal; queremos ver acciones mancomunadas de nuestros 2 municipios (Quito y Rumiñahui), y solo vemos acciones segregadas”, dijo.

Ante este contexto, los moradores del lugar decidieron organizarse y, mediante autogestión, crearon el Comité de Emergencia de Selva Alegre, que está conformado por alrededor de 40 personas.

El comité se subdivide en 5 mesas de trabajo: información y censo, logística, comunicación, salud y seguridad; las cuales cuentan con el apoyo de organismos de socorro como la Cruz Roja, la Policía Nacional y el Cuerpo de Bomberos de Rumiñahui (CBR).

Hace 15 días, el ente realizó una encuesta. Alrededor de 15 personas censaron cada una de las casas para constatar la situación en la que se encontraban la población de la tercera edad, con discapacidades, con enfermedades, etc.

El proceso abarcó al 95% de la población. Richard Bolagay y Wilmer Vilaña, miembros del grupo de danza y más vecinos estuvieron entre quienes realizaron la actividad. “Tomamos las coordenadas de las casas con un sistema GPS y determinamos en qué zonas se encontraban; los nombres de las personas, las condiciones de salud para determinar enfermedades, discapacidades, estado de gestación, etc. Tomamos en cuenta la población flotante en el barrio, los lugares de evacuación y refugio”, dijo Bolagay.

De igual manera, se reconocieron rutas de evacuación y albergues a los cuales podrían ir las personas con más riesgo eventual.

Incluso se determinó cuántas mascotas existen en cada vivienda y se analizaron posibles albergues temporales para los animalitos.

Rodrigo Aldaz, quien vive en el sector, fue el encargado del área técnica y se ocupó de establecer los mapas, vías de evacuación y albergues. “Se tomó en cuenta a todos los barrios y urbanizaciones que se encuentran en el sector, como La Florida, San Sebastián, Carlos Gavilanes, San Fernando, etc. Se calcularon áreas, alturas, rutas en función del número de habitantes y del tiempo en que estas tomarían para llegar a un albergue”, sostuvo.

Aldaz señaló que una de las primeras tareas para determinar rutas de evacuación fue zonificar al barrio en 7 puntos. Se localizaron 5 sitios seguros como la Hacienda de Lourdes, la Fundación General Ecuatoriana, la iglesia de Albornoz, el Instituto Rumiñahui y la Hacienda Esperanza.

El censo arrojó los siguientes resultados: se identificaron 651 familias (2.338 habitantes), se han desocupado 45 casas, por condiciones de seguridad; se hallaron 83 discapacitados, 15 mujeres en estado de gestación, 263 personas con enfermedades permanentes (alergias, problemas cardíacos e hipertensión); 276 personas toman medicación continua; 244 familias requerirían albergues y existen 589 mascotas.

Wilmer Vilaña comentó que pese a este esfuerzo aún se necesita mayor participación de la comunidad. Puso como ejemplo que apenas 15 personas realizaron el censo y la tabulación de los datos. “Creo que al Municipio le servirían nuestros datos, pues nos adelantamos a su trabajo”, señaló

Las autoridades del Gobierno Nacional conocieron esta semana de la acción ciudadana y la aplaudieron (ver subtema). (I)

Jácome ofrece alarmas para noviembre

Esta semana se realizó la segunda reunión de trabajo de los moradores del barrio Selva Alegre del cantón Rumiñahui (al suroriente de Quito) con el ministro coordinador de Seguridad, César Navas, para tratar temas de prevención ante una posible erupción del volcán Cotopaxi.

Participaron el alcalde Héctor Jácome; Mario Ruiz, director del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IGEPN), y funcionarios de la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) y del ECU911.

Ante la queja de los vecinos por la falta de acción municipal preventiva (ver nota principal), el Alcalde mencionó que el Municipio requiere de $ 11 millones para ejecutar obras de mitigación, fondos con los que el Cabildo no contaría.

Jácome pidió a la comunidad tiempo para realizar las contrataciones de obras, entre ellas del proyecto del embaulamiento de los ríos Santa Clara y Pita, y para la construcción de un muro de contención. Pero la comunidad criticó la demora.

Asimismo, el Alcalde indicó que el sistema de alerta temprana se instalaría en noviembre.

Esto generó más protestas, porque tanto Quito como el cantón Mejía ya cuentan con estos elementos de protección.

La presencia de los ríos San Pedro, Santa Clara y Pita por la zona norte del volcán es la principal amenaza para esos sectores, debido a la posible generación de lahares en caso de una erupción. (I)