Los barrios San Sebastián y La Loma también forman parte del plan  de regeneración urbana que busca mejorar el entorno del Centro Histórico,  mediante la adecuación y la aplicación de color a las fachadas.

Marcelo Curicho, vive en la calle Joaquín Paredes, en el sector de La Ronda. Él explicó que hace cinco años, cuando se entregaron las escalinatas de la antigua terminal  Cumandá, también se realizó un trabajo similar, pero desde entonces  no se da mantenimiento a los exteriores de las viviendas. Y comentó que el deterioro de las fachadas se agravó tras la salida de la terminal terrestre porque muchas casas quedaron abandonadas.

Como él, decenas de vecinos esperan que las obras que se realizan en el sector sirvan para reactivar el comercio y la convivencia comunitaria. Mientras tanto, el personal del Instituto Metropolitano de Patrimonio en coordinación con los moradores llevará adelante el proyecto para mejorar la imagen de los barrios.

El Instituto Metropolitano de Patrimonio costeará el 50% de la obra y el resto los propietariosJosé Mala labora hace cuatro años en la Multifamiliar Cumandá Colonial, donde habitan 45 familias. Comenta que el descuido en las fachadas se debe a que varios propietarios decidieron trasladarse a otros sectores debido a los constantes asaltos que se registraban en la zona, pues con la salida de la terminal terrestre también se redujo el resguardo policial, y las antiguas instalaciones quedaron abandonadas hasta que se inició la construcción del parque Cumandá, cuya inauguración está prevista para octubre próximo.

Mateo Muñoz, encargado de Imagen Urbana, explicó que es prioritario pintar los alrededores de lo que será el nuevo Centro Cultural Cumandá (CCC), que comprenden los barrios La Loma, San Sebastián y La Marín conjuntamente con los muros de contención, como parte de la regeneración del sector. Esos trabajos empezarán a finales de agosto y culminarán en octubre, previo a la entrega del centro cultural.

La propuesta también es introducir el arte urbano en la recuperación de las fachadas de algunos sectores para contribuir con la recuperación de la memoria local. Para ello se realizan diseños de prueba  que deberán ser aprobados.

Muñoz también indicó que el programa pretende integrar a la comunidad, generar sentido de pertenencia y sensibilizar a la sociedad acerca de la importancia de cuidar y mejorar su entorno.

En algunos barrios donde ya  se ejecutó este proyecto, los propietarios colaboraron con el 50% de los costos de reparación de fachadas y pintura; y, en otros casos, cuando las casas están abandonadas, los gastos son asumidos por el IMP como un aporte al mejoramiento urbano.

Según el funcionario, se busca promover la utilización de una pintura que sea fácil de limpiar para que cuando esta sea agredida, se lave con facilidad y así optimizar los gastos. “Experiencias similares en otros sectores muestran que los entornos mejorados amplían la posibilidad de instalar pequeños negocios y vuelven más atractivos a los espacios urbanos para distintas actividades que permiten generar ingresos para sus habitantes”, indicó Narcisa Gómez, quien explicó que las fachadas están deterioradas por la poca afluencia de gente en los alrededores.

Armando Cáceres, morador de la calle Caspicara en el barrio La Loma, señaló que los vecinos, cuyas casas deben ser pintadas, están de acuerdo con colaborar con la mano de obra, pero no podrían aportar con recursos  porque no estarían en capacidad de cubrir los rubros.