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Los ciudadanos dicen que sus barrios son parte de la imagen que proyecta el ferrocarril

Los vecinos del sur piden atención para los alrededores de la vía férrea

En el barrio Carchense, al sur de Quito, los vecinos optaron por arreglar los espacios aledaños a las rieles del tren, dando vida a ese sitio capitalino.
En el barrio Carchense, al sur de Quito, los vecinos optaron por arreglar los espacios aledaños a las rieles del tren, dando vida a ese sitio capitalino.
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Desde hace más de un siglo, la vida en el sur de Quito se relaciona con el tren. En sus momentos de pujanza, el medio de transporte ha dinamizado a la zona y pareciera que en sus épocas de letargo, ha contagiado de esa sensación al sector. Con la rehabilitación del ferrocarril, los últimos 5 años han sido uno de aquellos períodos de actividad.

Cada mañana, desde entonces, los habitantes de Chiriyacu, San Bartolo, Guajaló y otras zonas cercanas a la vía férrea escuchan los sonidos del acercamiento y el paso del tren desde las 08:00. Para los que tienen más años y más tiempo en la zona, este hecho despierta un sinfín de sensaciones y trae recuerdos que regresan a sus mentes en una especie de viaje en el tiempo.

El ferrocarril llegó a Chimbacalle en 1908 y dio vida a la zona que, por aquel entonces, era rural. La estación del tren dio paso a la creación de numerosos negocios de comida y hospedaje. Incluso las primeras fábricas de Quito se instalaron cerca del sitio, generando la creación de ciudadelas que albergaron a los integrantes de la naciente clase obrera capitalina y a sus familias, entre las que se contaban los trabajadores del ferrocarril.

En la actualidad, la estación de Chimbacalle es, además del punto de partida y de llegada diarios de los trenes, un centro cultural y comunitario. En el interior del espacio los moradores del sector realizan diferentes actividades.

“Cuando regresó el tren, también volvió la cultura a nuestro barrio, pues se rehabilitó la estación, el comedor municipal, se creó el Museo Interactivo de Ciencias (MIC) y se reactivó el Teatro México”, comentó Carmen Solórzano, una moradora de Chimbacalle. Sin embargo, en otros barrios colindantes con las rieles del tren, como San Bartolo, los vecinos se quejan por el estado de los espacios cercanos a la vía.

Consuelo del Corral, habitante de ese sector, comentó que las rieles siempre están llenas de basura y que han pasado 2 años desde que la Empresa de Ferrocarriles del Ecuador readecuó los bordillos paralelos y que estos ya muestran desgaste.

Jorge Castro, morador de La Argelia, opinó que se necesita una readecuación de las calles que rodean a la vía férrea, pues estas sirven como desfogue del tráfico que se produce en la av. Maldonado en horas pico. “Por el desnivel que tiene la calle Manglar Alto, cuando llueve se forman charcos de agua que impiden el paso de los transeúntes y dificultan la circulación de los vehículos; además, algunos semáforos de las intersecciones no funcionan”, comentó el habitante.

Maribel Andino tiene un negocio desde hace 15 años entre las calles Ayapamba y Manglar Alto, vías que limitan con la línea del tren. Según la mujer, es necesario que se mejore la señalética a lo largo de la ruta del ferrocarril.

“He trabajado en este sector mucho tiempo y he visto 2 accidentes debido a la falta de señalización. Un atropellamiento, en 2011, y una colisión del tren con un automóvil hace pocos días (el martes pasado). Es necesario que se analice bien el tráfico de este sector para evitar desgracias”, comentó Andino.

Eduardo Yáñez y su esposa Ruth viven en el barrio Unión Popular. La pareja afirmó que es necesario que se pode con regularidad la maleza que crece cerca de la línea férrea. Y como una forma de mostrar lo que se puede y se debe hacer, ellos decidieron adelantarse a las autoridades y asumieron la tarea de cuidar ese espacio, cerca de su casa. “Al ver el abandono, junto con otros vecinos, optamos por crear pequeños jardines. En el nuestro, particularmente, tenemos hierbas medicinales como menta y manzanilla, además, de unas cuantas plantas ornamentales”, contó Yáñez.

La iniciativa ha sido acogida, también, en otras zonas como el barrio Carchense. No obstante, los vecinos piden el concurso de las autoridades pues — dicen— que sus barrios son parte de la imagen que proyecta el tren. (I)

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