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La ausencia de normativa municipal y la presión de propietarios de restaurantes generan los cambios

Los dueños de food trucks buscan alternativas al trabajo en las vías

La Platea se convirtió desde hace un mes aproximadamente en la primera plaza de remolques de comida de la capital de la República.
La Platea se convirtió desde hace un mes aproximadamente en la primera plaza de remolques de comida de la capital de la República.
Foto: Miguel Jiménez/ El Telégrafo
23 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Quito

Comenzaron como un negocio callejero, tal y como ocurre con los food trucks (carros de comida) en muchas ciudades del mundo. Sin embargo, las dificultades para su operación han hecho que algunos emprendedores dedicados a este tipo de negocio empiecen a buscar alternativas.

Entre los problemas que enfrentan está la tardanza del Municipio en generar una normativa que defina las condiciones y los sitios de la ciudad en los que pueden funcionar. Además, afrontan la oposición de los propietarios de locales de comida, quienes los consideran una competencia desleal.

Esto ocurre, especialmente, en el sector de las avenidas Portugal y República del Salvador, en donde se concentraron los food trucks desde que empezó su proliferación a inicios de este año.

Los dueños de restaurantes junto con algunos moradores incluso se manifestaron el 8 de julio pasado en contra de la permanencia de los negocios móviles de comida en ese sector del centro-norte de Quito.

En el caso de los vecinos, dicen sentirse molestos por el olor a comida y el uso casi permanente que los carros de comida hacen de los espacios callejeros de parqueo. Antes de aquello, un grupo de emprendedores informales se comprometió a dejar el área ante los reclamos prácticamente diarios que recibían.

Así lo cuenta Eduardo Jaramillo, integrante de la Asociación Ecuatoriana de Food Truck, entidad que agrupa a algo más de una decena de dueños de este tipo de vehículos-negocio.

Sus integrantes empezaron a ocupar desde inicios de mes durante parte de las tardes y noches un sector del estacionamiento ubicado en la parte posterior del Ministerio de Agricultura.

Jaramillo dice que creen haber encontrado un espacio en el que no interfieren con las actividades de negocios de comida fijos y tampoco complican las actividades cotidianas de los ciudadanos comunes.

Sin embargo, no son los únicos. Una actitud similar adoptaron los miembros de la Asociación Urbana de Food Truck, que cuenta con 11 integrantes. Estas personas operan desde hace 2 semanas al interior de un estacionamiento ubicado en la intersección de la av. Eloy Alfaro y calle Rusia, frente a la Alianza Francesa.

Luis Iza, uno de ellos y propietario de Street Dog un negocio de perros calientes, señala que la idea es generar beneficio mutuo entre los negocios de comida y el estacionamiento. “Los food trucks atraemos usuarios al parqueadero y la gente que usa el estacionamiento se convierte en potencial cliente nuestro”, señala el comerciante.

Iza, quien dice que trajo la idea de la venta de comida preparada en vehículos de su estadía en los Estados Unidos, afirma que se están organizando con el fin de mejorar las condiciones del predio en el que funcionan.

La idea es brindar facilidades a los compradores con acciones como por ejemplo el aumento de mesas,el mejoramiento del piso del estacionamiento y la colocación de decoración para que se asemeje más a un patio de comidas.

El comerciante asegura que el negocio se va consolidando de a poco como ocurre con cualquier emprendimiento que arranca.

No obstante, dice que lo mejor es que al no estar ocupando un espacio público, no están sometidos a presiones de ninguna clase y pueden concentrarse en el desarrollo de su negocio.

La organización de quienes ocupan este tipo de espacios les permite determinar ciertas reglas como la prohibición de hacerse competencia entre ellos.

En el caso de quienes usar el estacionamiento privado, la tendencia es a ofertar productos de comida rápida tradicionales. Y en el futuro, según Iza, se integraría un asociado de comida mexicana.

Los ocupantes del parqueadero del Ministerio de Agricultura tienen una oferta diversificada que abarca desde sánduches, pasando por platos más elaborados como guatitas, menestras o secos (de carne o pollo) hasta llegar a carnes al carbon.

Un negocio temático

Los emprendimientos anteriores tienen en La Platea, una especie de competidor. Se trata de un espacio en el que remolques de food truck reciben a clientes al interior de un predio ubicado en la esquina de la av. Coruña y Francisco Salazar, del barrio La Floresta.

El martes, Manuel Calle daba los últimos toques a su negocio Warike, palabra kichwa con la que en Perú se identifica a lo que en Quito conocemos como ‘huecas’.

Pablo Alomía, uno de los socios de La Platea, comentó que los participantes de la plaza de food truck deben reunir ciertas condiciones respecto a calidad de los productos, manejo de alimentos, precios, etc., para ser admitidos.

En el sitio se encuentra comida libanesa, peruana, mexicana, sánduches, pizza, cócteles, todo con un toque gourmet. (I)

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