El antiguo inmueble, que sirve como local comercial y vivienda, podría confundirse con un museo.

La familia Burgos conserva retazos de la historia del negocio de 72 años en una serie de aparatos que acumula en distintos rincones de la casa.

Un lugar especial lo ocupan las máquinas de coser, hacedoras de ojales y elementos similares que resumen la naturaleza de Reparaciones Burgos, el emprendimiento fundado por los hermanos Rafael y Juan en 1945 en el bulevar 24 de Mayo.

Gorki (hijo de Rafael) —foto— cuenta que la escasez de repuestos debido a la Segunda Guerra Mundial fue el motor del negocio.

Las reparaciones, sencillas en algunos casos, y la fabricación y adaptación de piezas, en otros, se convirtieron en el eje conductor de la actividad.

Máquinas Singer, pero también de otras marcas, dejadas por sus dueños en el sitio (quizás por falta de dinero para pagar el arreglo) dan cuenta de una época en la que zurcir, pegar un botón, alzar una basta, etc. implicaba un esfuerzo físico, pues estos artefactos se accionaban a través de pedales.

Pero las máquinas de coser no eran lo único que los hermanos Burgos componían.

Una pequeña colección de vitrolas (los primeros aparatos de música), entre ellas una accionada a manivela, atestigua la habilidad del dúo.

No faltan las máquinas de escribir, los reverberos (esos bisabuelos de las cocinas de inducción), los teléfonos ni las planchas (de carbón, gasolina y algunas ya eléctricas).

Gorki apunta que los dueños originales intentaron, incluso, crear su propia marca de planchas, pero que esa línea de negocio no prosperó. Hoy, el local sigue funcionando y da muestras de buena salud.

Y además de Gorki hay otros miembros de la familia Burgos, incluida la tercera generación, involucrados en su sostenimiento. (I)