Minimización de los efectos
La preparación ante los desastres hace la diferencia
Katie Peters (foto), del Instituto de Desarrollo Extranjero, declaraba al sitio Sky News tras los terremotos ocurridos en Nepal en abril y mayo de este: “Se gasta 5 veces más dinero en respuesta (a los terremotos) que ayudando a la gente a preparase”.
Las palabras cobran vigencia si se comparan los efectos que han tenido los fuertes sismos ocurridos en Chile en los últimos años, con eventos similares sucedidos en Haití y el citado de Nepal.
El terremoto de 8,2 grados del 1 de abril de 2014 ocurrido en Chile mató a 6 personas y dañó 2.500 viviendas. El de 8,4 grados del miércoles causó 11 víctimas contabilizadas hasta el viernes.
En contraste, el movimiento telúrico de 7 grados ocurrido a pocos kilómetros de la capital haitiana el 12 de enero de 2010, cobró la vida de 316 mil personas, dejó heridas a 350 mil más y sin hogar a otras 1,5 millones.
En tanto que el terremoto de 7,8 grados ocurrido en Nepal el 25 de abril de 2015 dejó 7 mil fallecidos y 9,5 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria.
La preparación frente a desastres naturales sería la respuesta a esta diferencia de cifras.
En el caso chileno, por ejemplo, pocos minutos después del movimiento telúrico de esta semana se dio la orden de evacuación en zonas costeras a sitios ubicados sobre los 30 metros de altura ante el peligro de que ocurriera un tsunami. Para el final de la noche, cerca de un millón de personas habían acatado la orden y se encontraban en sitios seguros entre Arica y Puerto Aysén.
Otro elemento se relaciona con lo estricto de las normas de construcción que se aplican en el país austral. Como ejemplo de ello, de la decena de víctimas del sismo de esta semana, solo una falleció debido a aplastamiento.
Las edificaciones se levantan, en Chile, mediante el uso de hormigón armado, disipadores de energía y estudios de suelo previos. La utilización de estos materiales encarece los precios, pero los resultados dan cuenta de que esto vale la pena. (I)