La Loma Grande es uno de los barrios del Centro Histórico de Quito que conserva características como las fachadas con balcones adornados de flores.

María Zambrano, habitante de la zona por más de 20 años, asegura sentirse a gusto viviendo allí. Dice que lo que más le atrae es la hospitalidad que encontró entre los antiguos residentes.

María nació en la provincia de Manabí y aprovechó su conocimiento sobre los secretos de la cocina de su tierra para establecer un negocio que ha tenido éxito.

La Loma Grande es uno de los atractivos turísticos de la ciudad. Esta característica ha ido potenciándose a través del trabajo de capacitación que se ha hecho con los vecinos, el reforzamiento de la presencia policial en la zona y la introducción de hábitos como la extensión de los horarios de atención por parte de los negocios del sector.

Para algunas personas, vivir en un barrio turístico como La Loma (como lo conocen popularmente los capitalinos) es un orgullo.

Una de las personas que se siente de esa manera es Sofía Changoluisa, quien asegura que reside allí por alrededor de 25 años. Changoluisa recuerda que vio crecer a sus 2 hijos en las calles de la zona y fue testigo de sus avances, sus juegos, sus tropiezos, sus enamoramientos y demás experiencias propias del desarrollo vital.

Confiesa que cuando llegó, no vio a la Loma Grande como un lugar para formar un hogar; pero con el pasar del tiempo se acostumbró y ahora no piensa marcharse.
Silvia Montaluisa, quien vive allí desde hace casi una década, da también su opinión sobre lo que significa vivir en esa tradicional área capitalina.

Comenta, con pena, que en el tiempo que ha residido en La Loma la identidad y los costumbres de los habitantes se han ido perdiendo. “Antes había festejos como Navidad, los pases del Niño, las fiestas de Quito, que hoy están desapareciendo”, aseguró. (I)