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La merced, antes de los años 50, era considerada una comuna. Pero su desarrollo la convirtió en una parroquia

Ilaló nocturno, una ruta llena de leyendas, mitos y aventura (VIDEO)

En la comuna aún se vive de la producción agropecuaria. Las personas de la tercera edad son las encargadas de mantener estas actividades. Foto: Miguel Jiménez/ El Telégrafo
En la comuna aún se vive de la producción agropecuaria. Las personas de la tercera edad son las encargadas de mantener estas actividades. Foto: Miguel Jiménez/ El Telégrafo
18 de mayo de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

“Recuerdo que una noche, aquí en la Comuna de San Francisco, mi esposo y yo tuvimos una invitación a un bautizo. La fiesta estaba animada, pero mi hija pequeña tenía sueño y decidí marcharme. Mi casa era de madera y apenas la mitad del techo estaba construido. Lo demás estaba cubierto con plástico y una tabla triplex, que era puerta; en ella había un orificio que servía para observar lo que sucedía afuera.

Para ese entonces, había pocas casas en la comuna, los caminos eran más estrechos y de tierra; no teníamos luz y como nunca, esa noche estaba totalmente oscura. De repente, cerca de las 02:00, por el camino se escuchaba el galopar de un caballo; su relincho se escuchaba desde la quebrada y parecía que el sonido se acercaba más a la casas.

Mi hija me abrazó fuertemente de la cintura; me levanté despacio y apagué la lumbre. Me puse despacito las botas y me asomé cuidadosamente por el orificio de la tabla y lo que vieron mis ojos nunca lo podré olvidar: frente a mi casa había un caballo negro; sus ojos parecían de fuego y sobre su lomo se encontraba un jinete que vestía de negro y tenía unas espuelas de oro que brillaban.

La caminata brinda la oportunidad de observar el paisaje del valle de los Chillos. Foto: Miguel Jiménez/ el telégrafo

Yo me dije; ¡ah no, a mi casa no entra nadie, ni el mismo diablo! Me armé de valor y con mi mano izquierda cogí un machete sagrado. El caballo rodeaba la casa. Me di cuenta de que se alejó un poco y salí. Le dije a mi hija que cerrara los ojos, que me abrazara y no se soltara de mi cintura.

Cuando vi que se acercaba, tomé el machete y empecé a golpear una piedra hasta que salieran chispas y decía un millón de malas palabras. El jinete y el caballo bramaban de la furia, pero yo vencí, porque logre espantarlos y un olor a azufre inundaba el llano”, relató María Chapa Guamán, moradora de la comuna San Francisco de Baños.

La comuna fue constituida en 1947 y está ubicada en el lado sur oriental de la parroquia La Merced (en el valle de Los Chillos), en el cerro del Ilaló. En San Francisco viven 180 familias, la mayoría de las cuales se dedican a la agricultura, en especial, las personas de la tercera edad.

La empresa Metropolitana Quito Turismo impulsa el turismo comunitario en ese sector, a través de  una ruta nocturna. “El Ilaló o ‘montaña de la luz’ esta directamente relacionado con la vida de la gente de la comuna y de las poblaciones que la rodean. Varios mitos y leyendas se tejen a su alrededor y esto forma parte de la identidad de sus moradores”, comentó Sebastián Almeida, guía de Quito Turismo.

La ruta empieza a las 18:00 por un camino totalmente agreste, alrededor del cual hay laderas, quebradas, planicies y bosques.

Durante el camino, resulta fácil encontrarse con los comuneros, quienes no dudan en detenerse para contar alguna de las leyendas que son parte del lugar. “Mi padre decía que en ocasiones se abría una puerta que era mágica en el Ilaló. Sostenía que a la entrada había 2 perros negros inmensos y que en la mitad de la puerta se encontraba un hombre, quien invitaba a pasar a la persona que se encontraba cerca.

VIDEO

Al entrar, aquel hombre le regalaba unos ladrillos de barro, pero que el secreto era coger solo lo que se necesitaba. Si la persona era ambiciosa, la puerta se cerraba y no salía nunca más: pero si la persona se llevaba poco, al salir de la puerta el ladrillo se convertía en oro. Aunque siempre al salir se debía tomar el lado por donde estaba el dueño de la puerta o uno de los perros le atacaba”, contó Zoila de Tipán, al tiempo que preparaba una fogata en donde cuidaba a su ganado de los cuatreros.

Como parte del recorrido, la relación de las leyendas se conjuga con el ambiente nocturno de la montaña, que deja que la imaginación vuele entre el sonido del viento azotando las hojas, el canto de una lechuza en la copa de los árboles, lo que hace pensar que quizás un duende se halle por el lugar y pueda jugar alguna broma.

Por ello, los moradores aconsejan siempre al caminante que encuentran en la montaña: “si ve al duende, no le haga caso, ni le moleste; o si no, se lo lleva al fondo del cerro Ilaló”.

DATOS

La ruta nocturna por el Ilaló tiene cupo para 40 personas. El costo del tour es de $ 6, valor que incluye comida y transporte.

Quito Turismo realiza diferentes rutas que involucran a las comunidades del sector, con el fin de potencializar el turismo en estas zonas y preservar su memoria histórica.

Las personas que deseen inscribirse pueden hacerlo a través de la página de Quito Turismo: www.quito-turismo.gob.ec.

Quienes quieran realizar una caminata al Ilaló por ese sendero, debe dirigir una solicitud a la comuna de San Francisco.

En la comuna habitan 180 socios; el título de la tierra es único. Alrededor del Ilaló existen más de 8 comunas.

El Ilaló se encuentra en el centro del valle de los Chillos y de Tumbaco

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