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El Telégrafo
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Un bombero por 1.000 habitantes, dice la norma

Un bombero por 1.000 habitantes, dice la norma
12 de septiembre de 2012 - 00:00

La declaración de emergencia tomada por el Municipio de Quito frente a los incendios forestales obedeció a la falta de personal del Cuerpo de Bomberos para responder ante las emergencias con mayor prontitud, admite el director del Comité de Operaciones Emergentes (COE) de la capital, Freddy Yandún.               

La institución cuenta con un contingente de 800 bomberos para el sofocamiento de incendios. Durante el verano ese personal se subdividió en grupos de 280 que cumplen una jornada de 24 horas, pero con la ola de incendios han llegado a trabajar 72 horas seguidas.                 

La razón principal para declarar en emergencia a la capital fue la falta de capacidad operativa de los bomberos, pues para que puedan laborar con eficiencia deben estar en óptimas condiciones físicas. “Una semana antes de declarar la  emergencia verificamos que existía un alto número de flagelos y que los bomberos no se alcanzaban para sofocarlos, situación que le fue informado al Alcalde (Augusto Barrera) ”, sostuvo Yandún.                      

“La labor es muy cansada, se hace todo lo posible por apagar los incendios, pero los compañeros  a veces ya no soportan tanto cansancio. Era necesario un descanso para trabajar mejor”, contó un miembro de la casaca roja que pidió la reserva de su nombre.

Según los estándares internacionales, por cada 1.000 habitantes debe haber un bombero. En Quito habitan 2,2 millones de personas, lo que significa que la ciudad debería contar con 2.200 bomberos, es decir, existiría un déficit de 1.400.

Al declarar en emergencia a la ciudad, entidades como las Fuerzas Armadas, la Policía Metropolitana y la Nacional tuvieron que aportar con personal para atender los incendios y llamadas de alerta.         

Desde el jueves pasado el contingente aumentó: 220 bomberos trabajan 36 horas continuas y se han sumado al equipo 200 militares, 100 policías nacionales, 100 policías metropolitanos, 70 bomberos de otras ciudades (Guayas y Tungurahua), 30 servidores públicos de la Empresa Metropolitana de Agua Potable (Epmaps) y 20 técnicos de la Unidad de Espacio Público.

Según Ever Arroyo, comandante del Cuerpo de Bomberos de Quito, al aumentar el personal, la capacidad de respuesta será  mayor: “ahora podremos responder mejor a la ciudadanía ante una emergencia”.    

A más de estas medidas también se incrementaron los equipos para apagar los flagelos. Cada una de las entidades públicas aportan con tanqueros y helicópteros. También se adquirió implementos como palas, picos y otros que ayuden a combatir las llamas.

Por ejemplo la Epmaps aportó con tanqueros y con la administración de hidrantes. Los trabajadores de esa institución reconocen el lugar del incendio y buscan la mejor ubicación para dotar de agua a los bomberos.

Así también, el personal de la Unidad de Espacio Público acuden al lugar con guadañas, machetes y otros implementos para cortar la maleza y vegetación, ayudando a abrir camino entre las plantas para que las llamas no se expandan.

Según el último reporte del COE, 2.188 incendios se registraron este verano y arrasaron con 2.000 hectáreas de vegetación.

En Zámbiza dos locales comerciales y parte de una vivienda quedaron en cenizas; mientras que en Puembo más de 10 mil aves y bodegas de almacenamiento de la empresa Pronaca resultadon afectadas. El director del COE asegura que es necesario aumentar la capacidad operativa y el  personal del Cuerpo de Bomberos.

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