Héctor Mier trabajó durante 19 años en la fábrica de telas La Internacional que ocupó mucho tiempo una parte de lo que hoy es el Centro Comercial El Recreo.

Recuerda con cariño la factoría de telas, pues a través de ella pudo conseguir lo que por 1963 parecía algo inalcanzable: su casa.

Pasó esas casi 2 décadas laborando en la planta de potabilización de agua y en el departamento de Compras e Importaciones.

Por su liderazgo y poder de palabra fue elegido entre sus compañeros como secretario del sindicato de trabajadores, cargo mediante el cual luchó para que la empresa ayudara a construir viviendas a sus empleados.

El uruguayo Juan Odriozola generó en 1941 un plan de modernización de Quito, el cual fue la base para la zonificación del sur, lo que posibilitó la aparición de varias urbanizaciones, entre ellas El Recreo.

El proyecto de Odriozola determinó usos específicos del suelo, y el sur se transformó en la zona industrial y el área de “habitación” de los trabajadores de las fábricas.

En el libro La Ferroviaria, una historia contada en fuerza, del Municipio de Quito, se indica que la Ciudadela El Recreo surge en 1960 en forma de cooperativa de vivienda, construida por los trabajadores de la fábrica La Internacional.

En la publicación se resalta que los terrenos donde actualmente se asienta el barrio pertenecieron a los trabajadores ferroviarios, “los mismos que los entregaron a la Municipalidad para que realice una urbanización”.

Luego los predios fueron cedidos a la fábrica La Internacional y esta los entregó a los empleados para que construyeran sus viviendas.

Alfonso Ortiz Crespo, cronista de la ciudad, dice que para las empresas era estratégico mantener a sus empleados cerca y que “la zona había aumentado su importancia con la llegada del Ferrocarril (1908)”..

Según Mier, en primera instancia se inscribieron 400 personas para acceder a las viviendas, pero al final fueron seleccionadas 210.

La factoría ocupó durante varias décadas el terreno en el que, desde 1995, funciona el Centro Comercial El Recreo. La ciudadela de ese nombre está más al sur. Foto: Miguel Jiménez

Tras varias dificultades para alcanzar créditos, los socios llegaron a un acuerdo con el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) para que esa entidad financiara 3 tipos de viviendas.

“La fábrica nos cobró vía rol de pagos 26 sucres por semana (sin intereses) por lo que una parte del sueldo era destinada a pagar los préstamos. El 90% de los lotes es de 250 metros cuadrados”.

Aunque la fábrica ocupaba los predios que hoy integran el mall que lleva por nombre El Recreo, la ciudadela original está ubicada un poco más al sur de ese sitio.

Eduardo Vinueza, hijo de uno de los fundadores de la urbanización, explicó que el sector El Recreo comprende zonas de varios barrios como La Villaflora, Media Luna y Chimbacalle, principalmente.

“Sin embargo el barrio El Recreo solo es la ciudadela, ubicada al sur del Centro Comercial. Aunque siempre habrá agradecimiento para la fábrica”. (I)

Una empresa, clave para sindicalismo

Fausto Dután, expresidente del FUT, dijo que en los años setenta, el movimiento sindical tenía varios centros de desarrollo organizativo.

Uno de esos focos era la fábrica La Internacional, una de las mayores empresas de Quito en esa época.

En el norte también existían sindicalistas organizados especialmente en las empresas que funcionaban en El Inca.

En el centro, las movilizaciones las hacían los pequeños comerciantes.

Eso provocaba que las huelgas no sean focalizadas en un solo punto.

Dután recuerda que en abril de 1978, en Quito ocurrió “La guerra de los cuatro Reales” o “Luchas de abril”.

El origen de las movilizaciones fue la protesta por la subida de 2 a 4 reales el pasaje del transporte urbano.

Según el dirigente, el Gobierno militar justificaba la medida por el incremento del precio de la gasolina.

“La Policía Nacional era incapaz de controlar porque la protesta era en toda la ciudad. Hubo presos y heridos, pero logramos que las tarifas retrocedieran y la fábrica La Internacional fue clave”.

En esos años, la fábrica se convirtió en un referente del sindicalismo ecuatoriano y de las luchas obreras.

Dután añadió que la actividad obrera al interior de esa industria era fuerte, incluso en las huelgas nacionales.

“Estuve algunas veces allí cuando había huelgas internas, especialmente por la contratación colectiva y el aumento de las horas de trabajo”. (I)