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Transporte urbano sustentable

Transporte urbano sustentable
03 de diciembre de 2016 - 00:00 - Juan Pablo Díaz, ingeniero mecánico Automotriz y Analista Técnico del Instituto Nacional de Eficiencia Energética y Energías Renovables.

Según el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID) para 2050, en Latinoamérica y el Caribe, el porcentaje de población residente en zonas urbanas ascenderá a 89%. En la actualidad las urbes en esta región presentan la mayor concentración de actividades económicas en detrimento de otras zonas, razón por la cual el Producto Interno Bruto (PIB) regional se genera entre un 60% y 70% en estos espacios (BID, 2012).

Esta dinámica social genera algunos problemas importantes, como el aumento del parque automotor. En Ecuador, por ejemplo, se registra un incremento anual de 7% a 10% en este rubro. En consecuencia, uno de los desafíos más grandes de las ciudades en la región es dar soluciones a los problemas de movilidad.

Se ha observado también que, a pesar de tener un desarrollo tecnológico acelerado, donde las mejoras automotrices cada año incrementan la eficiencia de los motores de combustión interna un 2% (Korner, Cazzola, & Cuenot, 2014), no se logran disminuciones globales en el consumo energético, emisiones de gases de efecto invernadero y mucho menos en gases tóxicos para la salud de la población, esto se debe a que la tasa de crecimiento del parque automotor permite superar el consumo global de combustibles antes que la tasa de reducción de consumos energéticos por unidad de transporte lo contrarreste.

En ese sentido, aplicar los conceptos de sostenibilidad a los problemas de transporte, ayuda a generar soluciones adicionales a las que promueven las nuevas tecnologías y nuevos combustibles para mejorar los sistemas de movilidad en las ciudades.

El profesor Udo Becker, de la Universidad Técnica de Dresde, plantea una propuesta para reducir los problemas energéticos y contaminantes, en la que divide a las medidas de eficiencia energética en dos grupos: mejoras tecnológicas y mejoras de comportamiento.

Las primeras medidas pueden aportar solo el 25% del total de ahorros posibles, el segundo grupo tiene tres tipos de mejoras enmarcadas en la disminución de viajes innecesarios, reducción de recorridos promedio y aumento en la tasa de ocupación del vehículo, estas tres medidas pueden aportar hasta 75% de las posibilidades de ahorros energéticos en el sistema global de transporte.

¿Pero cómo se llega a poner en práctica estas mejoras del comportamiento energético?; primero, todos los países y ciudades son diferentes y tienen distintas coyunturas históricas, políticas, geográficas, antropológicas, financieras, etc., por esta razón, el primer paso para resolver los problemas de movilidad debe encaminarse al diagnóstico de cada sistema de transporte y la ciudad en la que se quiere implementar las mejoras, es decir, elegir entre ciudades con mucha infraestructura para vehículos privados o ciudades con distintas opciones de movilización sostenible.

En la Línea Base en Eficiencia Energética en Transporte, desarrollada por el INER, se detectó, por ejemplo, que únicamente el 3% de la energía para transporte terrestre se destina a la movilización masiva de pasajeros, mientras que el 20% es utilizado para la transportación privada. Información que ha facilitado el desarrollo de nuevas propuestas de optimización de transporte a través de la investigación científica para reducir los consumos de combustibles fósiles.

Las medidas de mejora deben enfocarse en los problemas existentes, sin particularizar las soluciones en la oferta, sino también atendiendo la reducción de la demanda, es decir, las mejoras de comportamiento, entre las que se encuentran: la promoción del transporte público y de fácil acceso, mantenimiento de los vehículos y conducción eficiente, generalización del uso de transportes no motorizados (bicicleta y caminar), mejora de los sistemas de información de viaje, realización de viajes multimodales con comodidad.

Los sistemas de bus de transporte rápido (BRT por sus siglas en inglés) son un perfecto ejemplo de aplicaciones de eficiencia en transporte que pueden incluirse en ciudades ecuatorianas, debido a que más del 80% de los viajes no se realizan en vehículo privado.

Por último, es necesario tener claro que la finalidad de un sistema de transporte es movilizar personas y bienes, y no mover automóviles, en ese sentido, la eficiencia en el sistema debe apuntar a solucionar esa necesidad, por lo que lo ideal es dar prioridad, tanto en inversión como en legislación, a los medios de transporte más sustentables y desincentivar el uso del vehículo privado.

El transporte sustentable no impide el crecimiento económico, lo refuerza. Además, ayuda a reducir los impactos negativos en el entorno y promueve que las nuevas generaciones puedan disfrutar de los mismos o mejores beneficios ambientales. Para lograr este ideal es necesario movilizar la mayor cantidad de personas y mercancías con un uso mínimo de recursos y el máximo aprovechamiento de los sistemas de transporte y espacio público. (O)

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