El Impuesto al Valor Agregado (IVA) en el Ecuador, es un impuesto a ser pagado por el usuario o consumidor, es decir quien al final de la cadena aprovecha de los bienes o servicios. En esta cadena existen productores, comercializadores y prestadores de servicios a quienes sus clientes les efectúan la retención en la fuente de IVA.

Puede ocurrir que al momento de elaborar la declaración mensual de IVA, el intermediario en lugar de tener un valor que pagar al fisco, como resultado de restar del IVA generado en las ventas, el IVA pagado en las compras menos las retenciones efectuadas por sus clientes, generen un saldo a favor del intermediario.

Y, contrario a lo que se pueda pensar, ello ocurre con frecuencia debido a que los porcentajes de retención son altos, de acuerdo al caso aplica: 30%, 70% y hasta 100% de IVA; si los comparamos con los porcentajes en renta que son del 1%, 2%, 8%, 10%, hasta 25%. Inclusive bajo el criterio de asesores tributarios, convenía acudir al SRI y solicitar la calificación como “contribuyente especial” para no ser sujeto a retención por las facturas emitidas.

Sin embargo, la ley ha determinado que todo intermediario, persona natural o jurídica, sin importar la actividad económica que realice, puede solicitar al SRI la devolución de las retenciones de IVA que le hubieren sido efectuadas hasta en cinco años desde la fecha de pago, siempre que se acredite que las retenciones no han sido, o no podrán ser, compensadas en por lo menos seis meses. La devolución se hará mediante acreditación en la cuenta bancaria o con la emisión de una nota de crédito, documento que sirve para pagar impuestos (renta, iva, ICE, ISD) o retenciones para quienes actúan en calidad de agentes de retención.

Esta es una alternativa legal y lícita, que vale la pena sea difundida y que no quede como una opción de las grandes empresas que cuentan con asesores tributarios, sino para todos los pequeños y medianos comerciantes para acceder a este beneficio tributario.

Una adecuada planificación tributaria, no solo al momento de iniciar un nuevo negocio, sino durante su ejecución y desarrollo permite optimizar y aumentar la rentabilidad pagando lo justo y solicitando la devolución de valores a los que la ley da derecho, algunos empresarios afrontan actualmente disputas con el SRI, IESS y SENAE por un manejo desprolijo de sus finanzas y contabilidad. La asesoría preventiva siempre será más económica y rentable que ir a un litigio. (O)