Eran las cuatro de la madrugada en Tokio-Japón y a la vez las dos de la tarde en Nueva York-Estados Unidos y en Quito- Ecuador. Yusuke, un japonés hincha de Liga, alistaba su camiseta y tuiteaba #VamosPorLa11. Antes del partido, desde Nueva York, María Paula, estudiante de la maestría de sociología hacía pausa a sus deberes para mandar por Facebook su ánimo a los jugadores. En Quito, los de Liga llenaban el estadio y otros, como mi papá, se alistaban para verlo en casa.

Luego del empate en Guayaquil, Liga era favorito contra Emelec. Pero en el fútbol todo puede pasar. En 90 minutos el corazón del hincha palpita igual de fuerte en Japón, Estados Unidos o Ecuador. Porque el fútbol no sabe de distancias; al contrario, sabe de unión, de pasión e ilusión. Y el fútbol tiene ese poder, se lo vive en familia, con amigos e incluso a miles de kilómetros. Aquel domingo, luego del triunfo, los hinchas “albos” se abrazaron, lloraron y festejaron. No era para menos, desde 2010, Liga no había obtenido el título.

¿Cuáles fueron los pilares para este  triunfo? La victoria es la acumulación de ventajas o de pequeñas cosas y Liga tuvo grandes fortalezas: dirigencia con experiencia, manejo de los problemas y sinergia. No empezó de la mejor manera la segunda fase y, como era de esperarse, las críticas señalaron al DT, a los jugadores y a la dirigencia. Sumado a eso, Rodrigo Paz criticó duramente a Pablo Repetto y todo apuntaba al principio del fin.

Mas, la dirigencia siguió confiando en el entrenador, quien a su vez tomó cartas en el asunto y exigió más de los jugadores. De a poco empezaron a levantar. Otro punto de quiebre fue la salida del goleador y referente de Liga, Hernán Barcos, por diferencias con los directivos. La “U” reaccionó bien ante la adversidad. Repetto le dio confianza a Anangonó, que respondió con 16 goles. Pero como no solo de goles se vive, Liga tuvo que mejorar su defensa y eso lo hizo empezando desde el arco, donde Adrián Gabbarini puso orden. Otro de los puntos fuertes fue la gran respuesta de los jugadores que debieron suplir a los titulares por lesión o suspensión. Que los goles sigan retumbando desde Ecuador a Nueva York, pasando por Japón, porque en cada rincón del mundo hay un hincha “albo” que celebra. (O)