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Inteligencia y seducción

Inteligencia y seducción
Heaven horror
17 de enero de 2021 - 00:00 - Iván Rodrigo Mendizábal, Docente universitario e investigador

Una película de ciencia ficción pone en tensión la inteligencia artificial y la inteligencia mediada por la seducción humana. Se trata de Tau (2018) de Federico D’Alessandro, disponible en streaming.

Tau es sobre un experimento liderado por un científico que ha desarrollado una tecnología basada en la inteligencia artificial. Pero para que aquella pueda funcionar adecuadamente, emplea a individuos que los secuestra y los encierra en un edificio-fortín para que de ellos todo el entorno artificial pueda aprender. En cierto sentido, el filme trata de mostrar que la eficacia de la inteligencia artificial supone que debe aprender todos los signos, comportamientos y formas de pensar de los seres humanos: la idea es, en algún momento, ser la tecnología para su control, usando para el caso el razonamiento lógico.

La película repite ciertos tópicos de la ciencia ficción que, sobre todo, desde 2001: Odisea del espacio (1968) de Stanley Kubrick, se dieron respecto a la primacía de la inteligencia artificial no para uso social, sino con intenciones sociopolíticas, es decir, malignas. En este sentido, Tau no es novedosa, además porque trata de seguir otros filmes sobre encierros, sobre prisiones experimentales, donde los rehenes deben desarrollar ciertas estrategias para poder librarse de la omnipotente presencia, en este caso, de una tecnología y de un individuo que se cree superior dada su inteligencia matemática. Así, además de ciencia ficción, se puede considerar como una película de suspenso porque D’Alessandro enfoca su argumento en el juego estratégico entre una mujer y una máquina y, a través de esta, el enfrentamiento con el cruel científico.

Visto así, Tau –que hace referencia al número áureo, el número de la perfección, que igualmente se representa con el símbolo phi– es sobre la lucha entre ser humano y máquina. Un factor que introduce D’Alessandro es que en esta lucha no basta la inteligencia, el razonamiento lógico, sino también el factor de la seducción que fatal o estereotipadamente es representada con la mujer. Es a través del factor de la seducción femenina –que además se identifica con la poesía en el argumento– que se pone en conflicto el código lógico de la inteligencia artificial, es decir, se desmantela toda racionalidad, poniendo de manifiesto que toda máquina, más aún si se la diseña queriendo igualar y superar al ser humano, no podrá nunca entender, peor vivir lo que son las emociones o lo sensible.

Jean Baudrillard en su libro De la seducción (1979) ha sugerido que la seducción es un instrumento eficaz que destruye a toda forma de poder, porque “juega con arrebatar lo mismo a lo mismo”. ¿Y qué es ese despojar lo mismo a lo mismo? Precisamente la seducción entra a reconocer y horadar el mal del Otro, de la máquina –en este caso–, de la racionalidad moderna tecnocientífica, usando su misma estrategia, que es la puesta en escena del mal operada como poder. Tau demuestra que la seducción manejada de forma inteligente permite además liberarse de un poder opresor. De ser así, pese a ser algo esquemática, algo predecible, la película incita a introducirse en su trama. (O)

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