Testimonio
“En Ecuador la educación fiscal es de calidad”
La primera vez que estuvo al frente de un grupo de estudiantes fue cuando tenía 18 años. El aula era la casa comunal de La Ecuatoriana, un barrio del sur de Quito.
Se ayudaba con una pizarra de tiza y un libro ilustrado. 27 años después, el tablero de madera se transformó en una pantalla desplegable en la cual proyecta las diapositivas que prepara para dictar sus clases de inglés.
Es Maritza Portero, docente del colegio Santiago de Guayaquil desde 1998. A las 11:40 suena la sirena que anuncia el cambio de hora en el centro educativo. Portero ingresa al aula, saluda en inglés, abre su computadora portátil y proyecta imágenes referentes a la clase del día.
Los implementos son proporcionados por el Ministerio de Educación. Portero recuerda que cuando se ella se formó como bachiller, su institución no contaba con herramientas acordes a la tecnología de ese tiempo. Tampoco recibían libros y cuadernos gratuitos.
Esa imagen cambió, enfatiza la docente. Ella considera que el Gobierno saliente priorizó la educación. Por ello la inversión realizada en esa área es evidente. “En este colegio se han formado chicos del Grupo de Alto Rendimiento (GAR). Alumnos que se despiden porque van a estudiar la universidad en el exterior. Esa es una oportunidad única”.
Portero, al igual que sus exalumnos, se benefició con una beca estatal. En su caso fue para perfeccionar el idioma que enseña. La profesora viajó a Estados Unidos y durante ocho meses se capacitó en la Universidad de Kansas. La beca que consiguió tras rendir una serie de pruebas cubrió su matrícula, colegiatura, pasaje aéreo, manutención, seguros de salud y vida, evaluaciones y seguimiento.
A su regreso, Portero se reincorporó a su establecimiento educativo. Además, ella es docente del grupo de alumnos que pertenecen al Bachillerato Internacional (BI).
Son las 12:00 del último miércoles, los 24 chicos del segundo año de Bachillerato Internacional escuchan a la docente con atención y responden a sus preguntas en el idioma extranjero. El trabajo pedagógico no se limita al aula; cuando los chicos vuelven a sus casas tienen la posibilidad de ingresar a una plataforma web creada por Portero.
Es una especie de blog en donde ella y sus alumnos interactúan, resuelven inquietudes sobre las clases dictadas o las tareas enviadas. Además de ese espacio web, la clase también tiene un usuario en la página www.penzu.com, un diario en línea.
A las 12:40 la sirena suena y Portero sale presurosa a su siguiente clase. Camina por el patio y recuerda que siempre quiso ser profesora. De niña, su juego preferido era revisar los deberes de sus 4 hermanas. Ahora lo hace como profesional con más de 100 estudiantes. (I)