Para nada es sospechoso. Al contrario, ya ocurrió en las elecciones de 2009, 2013 y 2014. Un buen sector de la prensa privada trabaja de la mano de ciertos partidos, organizaciones y candidaturas. Y lo hace del modo más abierto y también soterrado.

Lo preocupante es el silencio para otros partidos y/o candidaturas. Y de paso alimentan los supuestos análisis de editorialistas que solo leen a esa misma prensa y sacan conclusiones de toda índole. Como por ejemplo: no se oye nada y no se ve nada de la candidatura ‘oficialista’. Algo parecido hacen con esos candidatos que no son de su antojo porque van en los últimos lugares de las encuestas.

Entonces caben las preguntas de siempre: ¿A quién beneficia el silencio, autocensura o sesgo? ¿Cómo se asume un proceso electoral donde están claras las posturas y preferencias políticas de ciertos canales, entrevistadores, emisoras y analistas y/o analistas? ¿Con quién dialogan todos ellos para generar ‘opinión pública’? ¿Dónde queda el elector, el soberano, quien decide efectivamente un proceso electoral?

Si la academia ecuatoriana (donde también laboran algunos editorialistas) hiciera un trabajo serio y científico del tratamiento editorial e informativo de este proceso político, revelaría hasta dónde la justa y equilibrada tarea periodística que reclama se cumple dentro de una deontología seria y responsable. De hecho, hay estudios sobre comicios pasados y quizá esta vez no solo que se repita la tónica, sino que ahora hay ‘matices’ porque en determinados portales web y la acción de las redes sociales montadas por aparatos de propaganda suman y definen la línea editorial sobre la cual Ecuador entero debería votar (¿y pensar?).

La historia sabrá juzgar (ya lo hizo en procesos pasados) y pondrá en su lugar a quienes admiten de dientes para afuera la supuesta independencia y casa adentro negocian y hasta acuerdan líneas editoriales. ¿O acaso los actos de corrupción en Petroecuador no han revelado al financista mayor de entidades llamadas de defensa de la libertad de expresión y a activistas que suelen proliferar en supuestas entrevistas en canales, radios y portales web de dudoso prestigio, oscuro financiamiento y conexión con cierto país? (O)