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A la comunidad de calicanto comenzaron a retornar sus habitantes

El bosque seco de Santa Elena se transforma en sembríos de maíz

Para llegar a Calicanto se recorre un camino vecinal en malas condiciones. Está en el corazón de la península y toma 15 minutos arribar al caserío. Foto:  Karly Torres / El Telégrafo
Para llegar a Calicanto se recorre un camino vecinal en malas condiciones. Está en el corazón de la península y toma 15 minutos arribar al caserío. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
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Hace 30 años se realizaron los estudios para asegurar el aprovisionamiento de agua en Santa Elena. La solución era la construcción del Trasvase Chongón-San Vicente, que permitiría que la provincia no padezca de sequía.

Este complemento del embalse San Vicente nunca se realizó y la península solo dependía de las lluvias y de varios afluentes.

Anteriormente en estas tierras, los habitantes tenían ganado, pero luego de la temporada de 1998, cuando golpeó el fenómeno El Niño la tierra quedó improductiva. Por la falta de agua para la agricultura las comunidades se dedicaron a elaborar carbón, lo que dañó más el suelo porque se depredó la vegetación.

Imaginar una península con áreas verdes era una locura en un paraje dominado por bosques secos. Las tierras desérticas provocaron la migración masiva del campo a la ciudad y dejaron comunas fantasmas. Eso ocurrió en Calicanto, una comunidad ubicada en el corazón de Santa Elena.

Para llegar al sector se recorren 15 kilómetros desde la vía a la Costa. El camino está en malas condiciones y carece de señalización. Solo los lugareños saben cómo llegar al caserío.

Hace unos meses Calicanto dejó de ser un pueblo fantasma para convertirse en un lunar verde entre la selva desértica. Carlos Neira, presidente de la comuna, abre unas improvisadas cercas de madera que marcan la división entre las tierras improductivas y las 80 hectáreas de cultivos de maíz.

Con el proyecto Trasvase Chongón-San Vicente se beneficiará a cerca de 85 mil futuros agricultores en Santa Elena, informó la Senagua.

El 20% de los habitantes de la comuna retornó a sus tierras y solo los estudiantes permanecen en La Libertad, pero los fines de semana van al sector para colaborar en los sembríos.

Cuando funcionarios del Gobierno llegaron a incentivar los cultivos la respuesta fue escepticismo. De las 111 familias, solo 46 apostaron por el proyecto.

Primero se realizó una inversión millonaria para asegurar la provisión de riego, cuya obra estuvo a cargo de la Secretaría del Agua, desde 2012. La construcción del trasvase significó un desembolso de $ 39,6 millones. Desde el canal Chongón-Sube y Baja se envía agua al embalse San Vicente.

Con el trasvase se abastecen 7.700 hectáreas en la zona noroeste de la península. Una vez concretada la provisión de agua, la distribución a las comunidades fue otro trabajo. En ese punto intervino el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), a través del Proyecto Integral para el Desarrollo Agrícola, Ambiental y Social de Forma Sostenible del Ecuador (Pidaasse).

El coordinador zonal 5 del Magap, Carlos Vélez, contó que los estudios de Pidaasse iniciaron en 2008 y su implementación comenzó en 2010, con el apoyo de técnicos cubanos. Hasta el momento hay 33 comunas en el proyecto, lo que se traduce en 3.000 familias entre Guayas y Santa Elena. “La decisión política es lo que permitió que se concrete el cambio agroeconómico en Santa Elena”, destacó.

El producto base del Pidaasse es el maíz porque el país sufre un déficit de este cultivo. Este año se implementó la segunda fase que es el centro de acopio. El objetivo es que en el sitio se limpie y seque el grano para evitar que los compradores se aprovechen de la falta de lugares de almacenamiento para pagar un precio inferior al contemplado en el mercado. Así se asegura que el productor recibirá el precio justo.

Pidaasse se encarga del riego tecnificado y de la asistencia. Ya van 6 cosechas lo que demuestra que es un proyecto sostenible, considera Vélez.

Actualmente, 5.630 hectáreas fueron intervenidas, de las cuales 4.000 ya están en producción.  Alfredo Ordeñana, gerente del Pidaasse, aseguró que la meta es llegar a las 10.000 aprovechando las obras complementarias que realiza el Gobierno en lo que se refiere al abastecimiento de agua.

“La primera inversión que realiza el Estado en la primera cosecha es en la preparación de suelo, sistemas de riego y paquetes tecnológicos, a partir de la segunda cosecha lo que obtienen es la constante asistencia técnica”, indicó el funcionario. La ayuda va ligada con la comercialización, para ello los agricultores deben registrarse en otros proyectos del Magap.

“La inversión del Estado fue algo en serio, tenemos todo desde la captación hasta el riego directamente en los cultivos. Ahora tenemos una red de distribución”, resaltó el ahora agricultor Carlos Neira.

El campesino se ha convertido en una fuente de empleo porque en ocasiones necesita ayuda adicional en el cultivo, entonces contrata a sus vecinos.

A los comuneros de Calicanto no les preocupa el fenómeno El Niño anunciado para este año, pues Santa Elena es una zona desértica que necesita lluvias. “Esto será un beneficio porque las albarradas se van a llenar.  Para nosotros solo será un invierno fuerte”, adelantó Neira.

Hasta ahora a Calicanto han retornado cerca de 15 familias, que esperan con el tiempo asentarse definitivamente en la comuna puesto que actualmente vienen y van.

Teófilo Neira Gonzabay es uno de los retornados. Llegó con su esposa y aspira a morir en estas tierras. A sus 59 años, y luego de haber criado a sus hijos, dice que está feliz de trabajar su tierra.

Antes en La Libertad, uno de los 3 cantones de la provincia de Santa Elena, trabajaba en lo que encontraba: albañilería, guardia de seguridad, entre otros oficios.

“Mi hijo menor ya se casó, ahora solo quedamos mi esposa y yo, estoy feliz de volver  a cultivar”, resaltó en el exterior de su casa de caña, a donde llegó de casualidad a ver unos implementos para utilizar en el arado.

La agricultura ha logrado reintegrar a las familias puesto que ahora los chicos llegan para colaborar en las parcelas. Ruth Santiestevan no es oriunda de Calicanto, sino su esposo, pero ha puesto su esfuerzo en los cultivos de maíz y café. A sus 44 años, con 7 hijos, la esperanza se centra en los cultivos.

La señora empieza su jornada, apenas amanece va a su cultivo. Y aunque el sol es inclemente y sofocante trabaja arduamente porque las tierras se han convertido en su vehículo para alcanzar el bienestar de su familia.

La comunidad pone el trabajo en el proyecto Pidaasse. “No ponemos dinero porque no tenemos”, aclaró Neira. Para administrar la tierra que es propiedad colectiva se creó un banco comunal al que todos aportan dependiendo del número de hectáreas cultivadas. (I)

Datos

El Trasvase Chongón-San Vicente inició su construcción el 6 de septiembre de 2012 y su inauguración fue el 27 de noviembre de 2014.

Los estudios del trasvase de agua al embalse San Vicente fueron realizados por la desaparecida Cedegé hace aproximadamente 30 años.

Una vez concretada la obra el Ministerio de Agricultura ha laborado en el complemento. También trabaja en el sitio la Subsecretaría de Riego de la Senagua.

Con la próxima construcción de la conducción principal hacia el valle Javita, por medio de la intervención, ampliación y construcción del Plan Hidráulico acueducto Santa Elena se piensa incrementar a 28.000 hectáreas intervenidas hasta finales de 2018, según prevé la Secretaría del Agua.

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