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Redes políticas
“Hasta lágrimas me salen cuando veo cómo nos tratan en redes sociales y cómo maltratan a los voluntarios. No es justo. Cómo puede haber gente tan mala”. Así reaccionó Robin Velasteguí, alcalde de Penipe, luego de que una imprecisión lo convirtió en el blanco de burlas en las redes sociales.
El hashtag #FirmasPenipe fue tendencia hace una semana y el protagonista del incidente resiente que se le haya olvidado aclarar que las 45 mil firmas que entregaron para apoyar al colectivo Rafael, Contigo Siempre eran de toda la región 3 (Cotopaxi, Chimborazo y Tungurahua) y no solo de su cantón, que tiene 7.500 habitantes.
Su credibilidad ha quedado en entredicho y lo peor es que nadie le dio la oportunidad de aclarar o defenderse. Ese es su principal reproche a los medios que publicaron la nota basados en redes sociales. Su voz se quiebra por la impotencia que siente ante esos actores invisibles que lo acusan de falsificar firmas. Aunque muchos de ellos no tienen rostro, lo juzgan. La explicación a este fenómeno es que las personas siguen pensando en términos de una sociedad analógica, cuando en la vida digital estamos sujetos a una serie de situaciones para las que no nos encontramos preparados.
Las redes sociales se han convertido en una herramienta que puede jugar a favor o en contra de los políticos. En los últimos años el bullying cibernético ha cobrado fuerza en Ecuador. Las redes muestran una cantidad de problemas que expone a las personas de una manera impensable. El sociólogo Carlos Tutivén, catedrático en la Universidad Casa Grande, enfatiza que antes la comunicación era más personal. Recomienda que cuando se hace un comentario ante 800 personas se guarde prudencia. “Antes, cuando uno escribía una comunicación a alguien era poco probable que se difundiera masivamente. Una carta se difundía a un número limitado de personas”.
Uno de los casos más escuchados al finalizar 2015 fue el que protagonizaron los concejales de Quito, Antonio Ricaurte y Carla González. Aunque era un asunto íntimo, el video que grabó Ricaurte para disculparse con su esposa mientras acusaba a González de un supuesto acoso, se ventiló en las redes sociales.
Este acto le costó a Ricaurte y González, junto a sus respectivas familias, más de un mal rato.
Según el sociólogo, en la actualidad se debe hablar de geopolítica por los alcances que tienen las redes. De acuerdo a su perspectiva, se han convertido en un campo minado con trampas. Es un arma de doble filo; por un lado atrae votos y por otro cualquier falla puede generar efectos exacerbados porque las redes trabajan con algoritmos exponenciales.
Las personas, en general, no solo los políticos, deben tener claro que un mensaje en redes sociales para 3 amigos no es solo para ellos, sino para los amigos de estos y así sucesivamente. Tutivén resalta el efecto multiplicador.
La academia tiene una tarea pendiente en este tema. Según Tutivén, lo que reflejan las redes es la madurez. “Lo que hizo el concejal fue inmaduro. En el campo político las redes tienen un efecto que se ha particularizado”. Ya no se trata del partido político o la ideología. Hoy se ataca a las personas porque las redes lo han permitido. Hablamos de singularidad, porque política es también el género, la raza, la edad, es decir que todos somos sujetos políticos.
Ahora existe un contexto explosivo que paradójicamente viene con la ideología de lo políticamente correcto. El debate en la actualidad es qué hacer para evitar el linchamiento mediático en redes sociales.
El sociólogo y catedrático de la Universidad de Guayaquil, Homero Ramírez, recordó que aunque las redes sociales no están reguladas hay que recordar que las injurias en el país son sancionadas y que el derecho de una persona termina cuando empieza el de otra. “No se puede mancillar el honor de una persona escudándose en un usuario muchas veces ficticio de las redes sociales”.
Uno de los blancos más recientes de este tipo de acciones es Stephanie Baldeón, representante del colectivo Rafael Contigo Siempre, junto a Pamela Aguirre.
“Somos un ejemplo claro de cuánto daño pueden hacer las redes sociales”, contó Baldeón. “Llegué a deprimirme, no por mí, sino porque hasta mi abuelita se peleaba con quienes me atacaban”. El hashtag #AyPame ha sido utilizado. Tuve que reunir a mi familia y explicarles lo que se venía y pedirles su apoyo. (I)