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Mons. Óscar Romero fue elevado a los altares como mártir de los pobres

Millares de personas asistieron a la ceremonia de beatificación de Mons. Óscar Arnulfo Romero. Muchos realizaron vigilia un día antes. FOTO: AFP
Millares de personas asistieron a la ceremonia de beatificación de Mons. Óscar Arnulfo Romero. Muchos realizaron vigilia un día antes. FOTO: AFP
24 de mayo de 2015 - 00:00

Óscar Arnulfo Romero, el asesinado arzobispo de San Salvador, fue proclamado ayer beato de la Iglesia católica luego de 35 años de su muerte, en una ceremonia que contó con la presencia de millares de personas. El ritual que elevó a Romero a los altares católicos se realizó con un intenso repicar de campanas, en medio de un ambiente festivo que reunió a más de 200.000 fieles de todo el mundo.

“En virtud de nuestra autoridad apostólica facultamos para que al venerado siervo de Dios, Óscar Arnulfo Romero Galdames, obispo, mártir, pastor según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heroico de los reinos de Dios, reino de justicia, fraternidad y paz, en adelante se le llame beato”, proclamó el cardenal Angelo Amato al leer una carta del papa Francisco. 

Amato declaró como fecha de la fiesta del nuevo beato el 24 de marzo, por “el día en que nació para el cielo”, en una referencia al día de su asesinato a manos de un francotirador de extrema derecha salvadoreña. 

La proclamación de la beatificación fue saludada por los asistentes con un prolongado aplauso, mientras era develado un gigantesco retrato de Romero entre gritos de júbilo de una multitud entusiasta que coreaba vivas a su pastor y levantaba pequeñas estampas.

“Expreso nuestro más profundo agradecimiento al sucesor del apóstol Pedro, su santidad el papa Francisco, por la beatificación del mártir monseñor Óscar Arnulfo Romero, que derramó su sangre en defensa de la fe”, exclamó el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar.

La ceremonia se extendió por 2 horas y 40 minutos, y concluyó con el lanzamiento de fuegos artificiales. Cardenales y obispos del mundo entero estaban presentes en El Salvador para participar de la fiesta de  beatificación.

Reacciones 

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, expresó su “regocijo” ante la beatificación del arzobispo salvadoreño, a quien definió como una personalidad “inspiradora” para todo el continente americano. 

“Hoy me uno a la gente de El Salvador y de todo el mundo para recibir con regocijo la beatificación del arzobispo Romero”, expresó el mandatario estadounidense en una nota oficial de la Casa Blanca.

Para Obama, Romero fue “una figura inspiradora para la gente de El Salvador y de todo el continente americano. Fue un sacerdote inteligente y un hombre valiente”.

“Me emocioné profundamente cuando tuve la oportunidad de rendir honores ante la tumba de Monseñor Romero en mi visita a El Salvador” en 2011, expresó Obama, para añadir que el sacerdote “enfrentó los males que veía sin temor, guiado por las necesidades de su amado pueblo: la gente pobre y oprimida de El Salvador”.

Obama sostuvo que “El Salvador ha avanzado mucho en los últimos 35 años”, y viejas fuerzas antagónicas ahora “compiten por votos y forjan acuerdos en la Asamblea Nacional”, pero admitió que “queda mucho por hacer”. 

El Presidente agradeció al papa Francisco “por su liderazgo al recordarnos que tenemos la obligación de ayudar a las personas que más lo necesitan y por su decisión de beatificar a Óscar Arnulfo Romero”.

Por su parte, el secretario de Estado, John Kerry, trasmitió en un comunicado sus “sentidas felicitaciones al pueblo de El Salvador” por la celebración de la beatificación de Romero.

Para Kerry, Romero “fue, en un tiempo de divisiones profundas y tristezas en su tierra, un líder espiritual inspirador, y valiente defensor de los derechos humanos, y protector de los vulnerables y un verdadero campeón de la justicia social”.

Para el primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz Canel,  la beatificación es parte de un entramado de motivaciones, relaciones históricas, elementos propios de lo que trata de hacer el gobierno salvadoreño y de gran connotación para el país, América Latina y el mundo.   

De este acto -dijo- se pueden hacer muchas lecturas porque primero está la figura de monseñor Romero, un paradigma en la lucha por la paz y la defensa de los pobres, con ideas muy humanas que defendió desde una posición altruista y que por tanto dejó un legado. Ese legado coincide con el de nuestros próceres de la independencia, destacó.

“Yo creo que se hace justicia cuando se llega a este momento de la beatificación de monseñor Romero”, recalcó.

También el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, celebró la beatificación y lo hizo en su cuenta de twitter. “Monseñor Romero se hizo mártir por su fe llevada a la más alta expresión del compromiso con el pueblo salvadoreño. Quienes lo mataron creyeron que lo sacaban del camino, y ese día empezó a germinar la semilla que sembró para siempre”, escribió el mandatario en su cuenta.

En Ecuador, el vicepresidente Jorge Glas, durante el enlace sabatino, también exaltó la figura de Romero a quien calificó como un mártir de la iglesia porque entregó su vida por su fe y “fue asesinado cobardemente mientras daba una misa”. Señaló que Romero fue “un gigante de la historia que luchó contra el poder mediático en El Salvador y denunció los atropellos contra los derechos humanos, contra los derechos civiles, con su posición a favor de los más pobres y más desprotegidos”.  (I)

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